Universitarios

Merece atención la carta publicada por este Diario el domingo 19 de mayo, firmada por la estudiante señorita María Fernanda Granda.

Ella informa que la Senescyt y el Ceaces han comunicado últimamente que se realizaría una evaluación a los estudiantes que cursan los últimos años en todas las facultades universitarias del país, sin que se conozca si tal evaluación lo harían las autoridades de la facultad, ni los temas a ser evaluados en cuanto a competencias específicas de la carrera.

La autora de la carta seguramente debe estar cercana a la graduación y asegura que los estudiantes … "no le tenemos miedo a la evaluación, pues estamos conscientes -dice- que es importante rendir cuentas acerca de nuestro conocimiento y preparación para ejercer la profesión escogida".

Expresa que a los cuasi egresados les llena de incertidumbre y les deja a la deriva la falta de información en cuanto a temática y a los efectos que los resultados tuvieren.

Lo anterior en el alto nivel universitario. Pero por las informaciones que llegan, la situación es peor en la esfera de los bachilleres que aspiran ingresar a la universidad.

Se trata de jóvenes cuya familia no puede pagar estudios en universidades particulares. Son de recursos económicos insuficientes -pueblo- palabra utilizada por los políticos a boca llena en épocas de elecciones. Tampoco tienen un manual de procedimiento de selección al cual atenerse.

Hay un curso de "nivelación general", ya que la calificación del bachillerato no tiene valor. Al cabo, reciben certificado de haberlo aprobado y la calificación. Se nota que los únicos llamados serían los alumnos que obtengan notas de 9 ó 10/10, es decir los óptimos. Pero si uno de ellos requiere continuar el trámite, debe esperar que su nombre sea incluido en la lista de aprobados que va a la Senescyt. De la Senescyt envían la nómina de los admitidos a la Comisión de Evaluación Interna. Mas, la lista tarda en llegar y el joven debe estar de una parte a otra gestionando el envío del documento. Evaluación Interna remite la lista de estudiantes que los considera aptos, autorizando a los decanos de las facultades universitarias para que los aprobados puedan matricularse en el primer semestre. En algunos casos, para algunos el semestre ya había comenzado; y, pese a estar aprobados, deben seguir el curso de "nivelación de carrera" .

Así transcurre el tiempo, de gestión en gestión; de curso en curso, con la grave expectativa de que, al cabo de toda esta preparación extra, no consiga cupo para matricularse en primer semestre de la universidad y todo el esfuerzo sería vano; al propio tiempo que la frustración le traería consecuencias muy graves en su vida.

Si incurro en error en esta descripción, con agrado me inscribiré en un curso de nivelación general, hasta entender este complejo sistema.

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