Siglo y medio después de que Simón Bolívar falleciera, quienes conocían su pensamiento sobre educación, independencia y libertad, no hallaron mejor respuesta de fidelidad al Libertador que la de crear centros de estudios superiores en todos los países bolivarianos en los que una educación de calidad nos llevara a las soñadas independencias y libertades.
Desde cuando fue fundada hace 25 años la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB), Sede Ecuador, un mensaje de optimismo es el que irradiaba. Su fundador y primer Rector Dr. Enrique Ayala Mora, un historiador graduado en la Universidad de Oxford quien en sus publicaciones insinuaba nuevas visiones e identificada nuevos protagonistas de la historia nacional. Fui a visitarle. Me impresionó el calor que ponía y el entusiasmo que manifestaba cuando en la conversación tratábamos el tema de una institución que estaba dando sus primeros pasos con la mira puesta en salir de la dependencia en la que se hundían nuestros países. Ayala Mora era de aquellos latinoamericanos ilustrados convencidos que la libertad de nuestros pueblos pasaba primero por darles educación. Por mi parte, complementaba el pensamiento compartido: nuestra historia, la lucha sin cuartel entre la civilización y la barbarie, con suerte diversa. La barbarie siempre en alianza con la malnutrición. Pretendía, era una confidencia que le hacía al rector Ayala Mora, elaborar un cuerpo de conocimientos con el título “Biopatología e Historia de los Pueblos Andinos”. Reaccionó con calor y entusiasmo. Llegado el momento apoyó frontalmente a las Primeras Jornadas de Biopatología Andina y Tropical Ecuatoriana, y la publicación de los tres volúmenes con los trabajos que se presentaron. Mi caso como el de muchos que vieron en la UASB un espacio “liberal y limpio”, en el que se podía trabajar, producir intelectualmente.
Dinamismo intelectual admirable el de la Andina. La obra física imparable, una suerte de portento que iba respondiendo a crecientes necesidades: la residencia universitaria y la biblioteca. Hay dos espacios, el Aula Magna y la Sala Manuela Sáenz, en los que se hallan, creo yo, las visiones que Enrique Ayala trajo de la Universidad de Oxford. Vitrales preciosos, muebles de corte antiguo de suma elegancia, enchapados de maderas finas. La artesanía ecuatoriana en sus mejores expresiones.
Al celebrarse los 25 años de la UASB, el homenaje del martes pasado fue a sus fundadores, un admirable equipo de trabajo: Enrique Ayala, Mónica Izurieta, Santiago Andrade, Ana María Canelos, Virginia Alta Perugachi, Fernando Balseca. Los logros de la UASB, despertaron las furias de los bárbaros. Pretendieron dinamitar los cimientos de la noble institución. El nuevo Rector, Dr. Jaime Breilh, hombre de prestigio, con el apoyo de todos logró sortear el peligro.
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