¡Universalidad!

Hermosa y desinteresadamente cuando hacia el ocaso de la Edad Media se preguntaba qué era ‘universidad’, se respondía: ‘la corporación o gremio de quienes se reúnen para aprender mas’. Y si de nuevo se interrogaba: ‘¿para aprender más?, ¿sobre qué?’, la contestación era, ‘sobre la universalidad’, con lo que desde entonces estas palabras adquirieron un parentesco que nunca ha podido romperse.

Hace no más de cinco días fue inevitable recordar estas realidades a propósito de un evento muy significativo: una de las universidades más jóvenes de Quito, la Alfredo Pérez Guerrero, se dio el lujo podría decirse -con palabras frívolas- de presentar en una sola jornada tres libro de impecable edición, que ejemplificaron bien aquello de la ‘universalidad’ sin límites que es el propio corazón de los afanes universitarios.

Tres libros más de colección: ‘La universidad es a la cultura, lo que la libertad lo es al pueblo: su respiración natural’.

El un libro es didáctico y, bajo el modesto título de ‘Introducción al Derecho’, deberá convertirse en herramienta que cada día lleve hacia el ideal de la justicia a los alumnos y los profesionales que practican las diversas ramas de lo legal.

El autor es Oswaldo Paz y Miño Jaramillo, hijo de quien fuera apreciado periodista profesional y entre sus muchas actividades consta la de consultor-abogado internacional en temas de derecho deportivo.

El otro libro, ‘Sociología de la ciencia’, corresponde al doctor Luis Romo Saltos, uno de los nombres más reconocidos de su amplia especialidad.

Para el lector no necesariamente familiarizado, ofrece singular interés el último de los ensayos que comprende el volumen, ‘Impacto social de la ciencia’ (“'esta debería ser el instrumento supremo para mantener y perpetuar la paz a base de sus contribuciones, con el fin de eliminar la miseria y crear un ambiente de permanente solidaridad humana”).

Y todavía más, hubo una obra del religioso jesuita Marco Vinicio Rueda, precedida de un perspicaz estudio de Eugenia Paz y Miño. Sobre la base de las instrucciones para el trabajo de la investigación en las zonas campesinas de los Andes y del Oriente va entretejiéndose el libro –nunca más apropiadamente dicho– desde la triple perspectiva del antropólogo, el ‘pastoralista’ y aún el místico que se plantea las más vívidas preguntas y da testimonio de sus respuestas.

Así, se trata de las conclusiones pastorales de la fiesta religiosa campesina; el análisis del mito y de los símbolos; el lenguaje de los símbolos; 70 mitos de los shuar; el sendero del Zen; el Zen camino hacia la paz interior, etc, etc.

Solo falta recordar el lema de toda esta colección, formulado por el poeta Raúl Pérez Torres: “La universidad es a la cultura lo que la libertad lo es al pueblo: su respiración natural”.

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