Con altibajos, por cierto, pero en los 12 países que conforman la Unasur no hay -como sucedió en más de una época- dictaduras ni guerras entre vecinos, aunque soplan ciertos aires ingratos de reelección indefinida. Las naciones sudamericanas tardaron en formar un bloque -que se consolidó y legalizó solamente en el 2011- pero desde el 2004 fueron dando pasos y en Quito, durante la cita en la Mitad del Mundo, no faltaron los gestos de confraternidad y las promesas de avanzar por la ruta trazada. El muy próximo pasaporte sudamericano y la posibilidad de que se concrete pronto la vigencia del Banco del Sur fueron aportes de la jornada, tras la llegada hasta las alturas de Quito de nueve jefes de Estado y tres cancilleres.
Antes de ello, en Guayaquil, un gobernante se ganó los aplausos y los gestos de simpatía y lamentablemente no pudo llegar a Quito por consejos médicos relacionados con la altura de la capital. José Pepe Mujica es un caso en cualquier ciudad del mundo y sus frases de respuesta siempre son originales y mesuradas. La presidenta argentina, Cristina Fernández, fue otra visitante distinguida y superó todos los obstáculos para llegar hasta la Mitad del Mundo y agradecer con emoción y clase el homenaje póstumo a su esposo, Néstor Kichner, cuyo nombre lleva el espectacular edificio de Unasur, evidentemente planeado y construido en la época de las vacas gordas.
Los cuatro discursos fueron de apreciable calidad. El alcalde quiteño Mauricio Rodas, el secretario de Unasur, Ernesto Samper, doña Cristina y el presidente Rafael Correa improvisaron con buen nivel de expresión. El Jefe ecuatoriano puso la nota ideológica, por cierto, y volvió a insinuar que la restauración conservadora no es un cuento. Rememoró con emoción a dos personajes impulsores de la Unasur ya fallecidos, Hugo Chávez y Néstor Kirchner. Los oradores y otros de los presentes formularon votos muy sentidos por la culminación positiva de los diálogos de paz que se realizan en Cuba entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC. Otro personaje que llegó hasta Guayaquil y mereció aplausos fue el expresidente brasileño Lula.
Las intervenciones pusieron de relieve la potencia que entraña la Unasur, con sus 12 socios: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guayana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela. Nada menos que 400 millones de habitantes, la cuarta potencia económica mundial y la primera productora de alimentos. Con países tan gigantes como Brasil, cuya presidenta, Dilma Rouseff, estuvo también en Quito aunque se mantuvo en un plano discreto, igual que los presidentes Santos y Maduro.
La cita de Unasur coincidió con el auge de la fiesta quiteña. Durante la noche hubo bailes en todos los barrios de la ciudad. Una nota periodística de humor afirma que la presidenta Cristina y Nicolás Maduro bailaron un tango en representación de los presidentes. Lastimosamente no fue verdad porque los visitantes arrancaron hacia sus países apenas terminó la ceremonia oficial. Chao.
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