Ucrania y el accidente

Resulta paradójico que en este momento de la historia cuando tantas personas y países conmemoran el centenario del gran y desafortunado tropiezo que tuvo nuestro planeta con la Primera Guerra Mundial (1914-1918), las grandes potencias y sus aliados una vez más provocan nuevos peligros en que los gobiernos parecen semidormidos en el camino a reanudar viejas batallas de la Guerra Fría.

El inquietante ruido de sables de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) favorecerá la guerra y la hostilidad sin fin. El secretario general de la OTAN, Anders Rasmussen, anunció que la organización desplegará sus tropas por primera vez en Europa oriental desde que terminó la Guerra Fría, con la construcción de un “plan de acción para la preparación” que aumentará la capacidad militar de Ucrania.

“En el futuro verán una presencia más visible de la OTAN en el este”, advirtió Rasmussen, a la vez que retiró la invitación a Rusia para asistir en septiembre a la reunión de la agrupación en Gales.

Estados Unidos y Rusia poseen más de 15 000 de las 16 400 armas nucleares del mundo. La humanidad no puede darse el lujo de mantenerse al margen y permitir que puntos de vista conflictivos de la historia y evaluaciones opuestas provoquen una confrontación militar del siglo XXI entre las grandes potencias y sus aliados.

Aunque reconocemos con tristeza el trauma que sufrieron los países de Europa oriental tras años de ocupación soviética y comprendemos su deseo de protección de la alianza militar de la OTAN, debemos recordar que Rusia perdió 20 millones de personas en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) por la embestida nazi y, por lo tanto, exhibe un recelo comprensible ante la expansión de la OTAN hasta sus fronteras en medio de un entorno hostil.

Esto a pesar de la promesa que se le hiciera al exmandatario soviético Mijail Gorbachov (1985-1991) de que la OTAN no se extendería hacia el este, más allá de la incorporación de Alemania Oriental a esa alianza oxidada de la Guerra Fría, cuando el Muro de Berlín cayó de manera pacífica y la Unión Soviética puso fin la ocupación de Europa oriental, que comenzó tras la Segunda Guerra Mundial.

Rusia perdió la protección del Tratado de Misiles Antibalísticos (1972), que Estados Unidos abandonó en el 2001, y observa con recelo las bases de misiles que se extienden como un cáncer por los nuevos estados miembros de la OTAN hacia sus fronteras, mientras que Washington rechaza los reiterados intentos de Moscú de negociar un tratado para prohibir las armas en el espacio, así como su solicitud de ingreso a la OTAN.

¿Por qué existe la OTAN todavía? Esta reliquia de la Guerra Fría se utiliza para avivar las hostilidades y divisiones entre Rusia y el resto de Europa.

La sociedad civil exige que una investigación internacional independiente se encargue de revisar los acontecimientos que condujeron en Ucrania al derribo del vuelo de Malaysia Airlines MH17.

Suplementos digitales