Pasado el bochorno sufrido por ciertos políticos el domingo pasado con los resultados de la votación, que demuestra que aún los que se creían invencibles sufren derrotas, hay que mirar para adelante.
Lo que se nos viene, aparte del maquillaje de reciclar autoridades, es la expedición de leyes con las que el Ejecutivo querrá profundizar la revolución ciudadana, con la colaboración incondicional de la Presidenta de la Asamblea Nacional, quien pondrá en el orden del día lo que se le disponga desde Carondelet.
Ahora debe hacer méritos y quedarse “sentadita” y “calladita” (tal vez comiendo lo que ella recomendó degustar a los pelucones), por el fracaso en las urnas del movimiento al que se pertenece. Imbabura le dio la espalda por su obsecuente sumisión.
Entre las leyes con las que nos “deleitará” el hoy atribulado Alianza País, es el Código Monetario y Financiero, que desarrolla en un solo cuerpo temas disímiles como el bancario, seguros, mercado de valores, fideicomisos.
Pero como también es necesario que las autoridades cuenten con más poder, se “resucita” a la Junta Monetaria, que el gobernante la consideraba inútil al estar el Ecuador dolarizado.
Ahora será parte del Poder Ejecutivo, no como debería ser, un ente técnico y autónomo a los vaivenes políticos.
A través de este proyecto de ley, se establecen, y en ciertos temas se reestablecen, parámetros dentro de los cuales las instituciones del sistema financiero deben actuar.
Así, a manera de ejemplo, se mantiene la dolarización (que tanto bien le ha hecho al país), pero se le faculta al Banco Central del Ecuador a emitir moneda local con respaldo de sus activos (¿una especie de convertibilidad como la tuvo Argentina?).
Quiero pensar positivamente luego de los resultados de las votaciones del domingo pasado que permiten respirar libertad, pero tengo mis reparos sobre el alcance que el Gobierno pueda dar a esta disposición.
También se pondrá límites a los bancos en lo referido a su posición en divisas en el exterior, es decir, no tendrán, para seguridad de los ahorristas ecuatorianos, una parte de sus depósitos en naciones en que el riesgo es casi nulo.
Las instituciones financieras otorgarán créditos a los sectores de la actividad productiva, para lo cual se les impondrá cupos para realizar esos préstamos a los particulares.
El sello característico de este Gobierno, el control, la sanción y un mal entendido nacionalismo, se mantiene en este proyecto de ley próximo a expedirse. Será una justificación de las autoridades para revivir la cantaleta de “banqueros corruptos”, y así distraer la atención del pueblo del durísimo golpe al ego de ciertos dirigentes del movimiento político encaramado en el palacio presidencial, que desde hace unos años se creen dueños de la patria.