Luego de una etapa revolucionaria o de cualquier proceso radical que haya marcado surcos históricos, es obvio que se produzca un periodo intermedio o de transición hasta que se estabilice con firmeza un nuevo régimen.
Por ejemplo, luego de la caída de los jacobinos en la Revolución Francesa, cuyo epílogo fue el guillotinamiento de Robepierre, le sucedió el Consulado hasta que las condiciones dieron lugar al imperio napoleónico. En otro caso de gran trascendencia universal, a la muerte de Stalin y el suicidio por fusilamiento de Beria, la sucesión recayó en líderes del politburó como Malenkov, Molotov entre otros, hasta que Nikita Kruschev asumiera una firme conducción de la Unión Soviética.
En otros casos, a continuación de periodos dictatoriales, la transición ha sido paliada por concertaciones como en Uruguay, España y Chile. Entre nosotros se puede asemejar a esos procesos, el triunvirato que sucedió al gobierno del general Rodríguez Lara, sobre todo con el Plan de Retorno.
¿Que sucederá en Venezuela cuando médicos, familiares o políticos decidan la desconexión del presidente Hugo Chávez? En primer lugar por fidelidad al proceso o percepción política elemental, los sucesores deben aceptar que han entrado en una transición y que las normas constitucionales y las decisiones racionales deben prevalecer para evitar el enfrentamiento y el caos; máxime, que la oposición luego de la derrota de Capriles parece dispersa como lo demuestran las últimas elecciones donde el oficialismo alcanzó 20 de 23 gobernaciones. Deben reconocer que la imagen de Hugo Chávez como ayer la de Rebespierre o Stalin no se improvisaron sino que corresponden a escenarios históricos irrepetibles. Súmese el hecho de que el bagaje ideológico del socialismo del siglo XXI en ese país como en Ecuador, Nicaragua o Bolivia no deja de ser un saco donde maúlla una entelequia indescifrable al son de frases y canciones de la revolución cubana de hace más de 50 años.
Un giro que se espera, cualquiera que tome la posta, es que el principal interés político estará en el interior de Venezuela.
El escenario económico es patético, a pesar de las inmensas reservas petroleras. Ese país está obligado a una inmediata devaluación, es imposible seguir con una macro importación de productos básicos y debe regular la prodigalidad de sus auxilios petroleros a países amigos. El protagonismo exterior quedará para otros cantantes que a no tienen idea de que la vida y la política casi siempre son fugaces.
Un hecho significativo en los recuerdos del comandante Chávez que transmite la televisión es el formato del discurso que patentó. Perfeccionó un lenguaje coloquial dirigido a un entorno familiar a pesar de encontrarse ante multitudes. Qué diferencia de los candidatos ecuatorianos que no han superado la edad de la sonrisa congelada ni el dedo o la mano en alto saludando a simpatizantes inseguros de haber acertado con la entrada al circo adecuado.