Traficantes de anestesia

Anestesia, en grandes dosis y en todo momento. Esa es la única receta de la política económica actual. El problema es que la narcosis no es una cura y no ataca los problemas. Este “adormecimiento” es casi un escapismo, es una manera de “emprender el vuelo, lejos de este mundo, lejos de este suelo”, como tan bien lo dijo el poeta. Pero no es una solución.

La más reciente venta de bonos de USD 1 000 millones el pasado martes nos da una idea de cuánta anestesia está acumulando el gobierno, anestesia en la forma de deuda que le permite seguir gastando como en épocas de vacas gordas, cuando las vaquitas ya murieron.

Esta última venta de bonos hace que la deuda “nuevita”, aquella contratada en los últimos mes y medio, llegue a la impresionante suma de USD 2 650 millones, resultado de sumar el petróleo pre vendido el 1 de diciembre (600 millones), los derivados prevendidos el 6 de diciembre (300 millones), la emisión de bonos del 13 de diciembre (750 millones) y la del martes pasado (1 000 millones).

¿Para qué tanta deuda? Pues muy simple, para poder seguir gastando, ahora que, a un mes de las elecciones, el gobierno no puede darse el lujo de atrasarse ni un minuto en un pago y, sobre todo, no puede darse el lujo de dejar que la economía se desacelere, porque por cada empleo perdido por culpa de la recesión, hay también un voto perdido.

El problema es que los ingresos actuales del sector público, ingresos mermados por la caída del precio del petróleo y por la caída de las recaudaciones tributarias (por la recesión), no alcanzan para pagar todo lo que está comprometido y, sobre todo, no alcanzan para cubrir lo necesario para mantener a flote una economía que se volvió tremendamente dependiente del gasto público, una economía cuyo único motor de crecimiento es ese gasto que, como con una droga, cuando nos la administran, “se cura la angustia, se mata las penas”.

Pero ese paraíso sin angustias y sin penas es artificial y si existe es porque estamos hipotecando el futuro del país con más y más deuda, más y más anestesia. La escala de la droga se ve en los datos: para los últimos cuatro meses para los cuales hay información fiscal (julio, agosto, septiembre y octubre 2016), los ingresos del sector público fueron 12% menores de lo que fueron en los mismos meses del 2015.

Dado que en esos cuatro meses en el 2015 ya hubo un importante déficit (771 millones), lo lógico hubiera sido reducir el gasto. Lógico pero impopular. Y por eso, el gobierno subió el gasto siendo, en el mismo período, un 3% más alto en 2016 que en 2015.

¿Cómo se logra gastar más cuando los ingresos caen? Pues generando un déficit de USD 2 344 millones en sólo cuatro meses. Sí, ese enorme monto fue el déficit fiscal entre julio y octubre de 2016. Fue la anestesia que nos impidió sentir la profunda amargura de la realidad.

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