Mismo nos creen tontitos. O, al menos, tremendamente inmaduros. Nos creen tan tontitos o inmaduros que nos tratan como a preescolares, a los cuales se les prohíbe las cosas, en lugar de demostrarles por qué son malas, en lugar de tratarles como a adultos a los que se les puede convencer con razones.
Para un Gobierno con impresionantes capacidades de comunicación, es sorprendente que no se crean capaces de convencernos que beber los domingos es inconveniente. O, al menos, que es inconveniente en la provinciana moral que ellos predican.
Pues no, no podían convencernos, no podían argumentarnos, no podían demostrarnos que tomarse unas cervezas en domingo es inconveniente. Como no podían hacerlo (porque no es tan malo en realidad), entonces lo prohibieron. Prohibieron que se venda licores los domingos.
Como si nos consideraran tontitos, de limitado entendimiento, nada de razonar, nada de argumentar, simplemente prohibir.
Dijeron que era para reducir los homicidios, pero ese es un pésimo argumento porque con datos de Naciones Unidas se puede demostrar que los homicidios no tienen ninguna correlación con el consumo de alcohol. Y menos aún entre alcohol, homicidios y domingos.
Luego llegó la gripe porcina. Dicen que es malo tomar remedios comunes para la gripe cuando se tiene gripe porcina. Les creo. Pero si los argumentos son tan fuertes, por que no los divulgaron, por qué no los ‘socializaron’ en lenguaje neo-revolucionario?
No lo hicieron porque no están acostumbrados a razonar y a convencer. Están acostumbrados a aceptar dogmas ideológicos. Por eso prohibieron todo remedio para la gripe. Con esa maquinaria publicitaria y con esos excelentes comunicadores bien pudieron convencer al país entero que esos remedios no deben tomarse sin prescripción médica.
Pero eso es demasiado pedir. Para el que nunca ha razonado y solo ha indoctrinado, ‘argumentar’ es demasiado pedir.
Después prohibieron los casinos. A mí también me disgustan los casinos, pero hubiera sido mejor que presenten las razones, que nos traten como a adultos, que no convenzan con argumentos que la ‘ludopatía’ es una enfermedad. Pero no, eso también era demasiado pedir.
Ahora prohíben las aspirinas. Dicen que ellas y otros desinflamantes son malos cuando se tiene dengue. Les creo. Pero no les creo civilizados si no son capaces de hacer una campaña diseñada para convencer a personas libres, con criterio y que son capaces de tomar sus propias decisiones.
Ellos son capaces de demostrarnos que, bajo ciertos síntomas, no se debe tomar aspirinas sin receta médica. Son capaces, pero no les nace hacerlo. No les nace respetar las libertades, no nacieron para ser democráticos y nunca aprendieron a respetar al que piensa distinto.