Tocantins, intento de desarrollo en Brasil

El estado de Tocantins, el más nuevo de las 26 entidades federales que conforman administrativamente Brasil y que fue creado en 1988 en el centro del país, construye su futuro como un laboratorio de desarrollo impulsado por megaproyectos de infraestructura.

Al contrario de su vecino estado de Mato Grosso, al oeste, que se hizo el mayor productor nacional de soja servido solo por precarias carreteras sin pavimentación, Tocantins recién empieza a despegar contando con buenas vías de transporte para exportación.

Siete grandes centrales hidroeléctricas represan el río que da nombre al estado, el Ferrocarril Norte-Sur cruza todo su territorio, su capital planificada, Palmas, imita Brasilia y la expansión de la soja le impone una agricultura de extensas plantaciones y haciendas.

Mato Grosso, sin tener totalmente pavimentada su principal carretera de exportación y a la espera de un ferrocarril aún en estudio, produjo 30,5 millones de toneladas de soja en 2017, once veces más que Tocantins.

El Ferrocarril Norte-Sur (FNS), un proyecto anunciado en 1987, tardó 20 años en construir su primer tramo de 719 kilómetros que le ofrece al estado de Tocantins una salida al mar, por el norte, vital para una economía agroexportadora.

Otro tramo, de 855 kilómetros con rumbo al sur, se inauguró en 2014, pero sigue con destino incierto, operando ocasionalmente. Su viabilidad depende de una nueva regulación del sistema ferrocarrilero nacional le permita concertar conexiones con otras líneas para llegar a los puertos surorientales de Brasil, como el de Santos.

El gobierno busca superar el desconcierto con una fuga adelante. Empezó a construir un tramo adicional al sur, de 682 kilómetros, hacia el interior del sureño estado de São Paulo, y planifica una extensión norte, de 477 kilómetros, hasta un puerto del estado de Pará. FNS sumaría así 2.733 kilómetros, aportando a Tocantins más salidas al mar.

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