La sustancia anecdótica de la siguiente historia fue contada por Jorge Mújica Murias, activista a favor de los plenos derechos de los mexicanos del otro lado.
En distintas marchas y manifestaciones miles de migrantes entonan un estribillo muy popular: “Queremos amnistía pa’ tu tía y la mía”. ¿Cuál es la verdadera connotación de esta frase? ¿Se trata de una expresión con un indudable fondo?
Con ella los indocumentados en EE.UU. traen a cuento el caso de la tía de Obama, una mujer originaria de Kenia, África, recién amnistiada por la autoridad estadounidense de migración. Por ello la reacción de “si se puede hacer con uno se puede hacer con todos”. El rocambolesco affaire de Miss Onyango ocurre en el momento donde la sociedad estadounidense se ve emplazada a decidir entre una amplia amnistía para la mayoría de los casos pendientes de inmigración con una solución justa o replicar en gran parte de los estados de la Unión Americana la ley.
La primera opción es la más saludable, a nivel social daría residencia legal y esperanza de vida a 12 millones de mexicanos e hispanos dispuestos a trabajar. A cambio la ley, criminaliza la inmigración ilegal en un país de migrantes, genera el odio racial contra latinoamericanos, significaría un retroceso en los derechos civiles y universales alcanzados en la nación más poderosa del planeta.Sería la plataforma para multiplicar casos como el crimen del mexicano Anastasio Hernández, golpeado por agentes de la Patrulla Fronteriza de EE.UU. Segregaría a personas por su apariencia física, crearía división y élites.
No perdamos de vista a la célebre tía de Obama y sepamos que Zeituni Polly Onyango llegó a la Unión Americana en el 2000, 24 meses después pidió asilo político bajo la excusa de miedo a la violencia ejercida por las tribus en Kenia. Esa primera solicitud le fue negada y le ordenaron salir del país. La señora Onyango desoyó al juez y se convirtió en fugitiva de la justicia y perseguida por la migra. Pero unos periodistas -por supuesto no policías- la localizaron en Bostounos días antes de las elecciones del 2008.
En aquel momento, el candidato presidencial Obama se manifestó a favor de una reforma migratoria y además quedaron suspendidas las deportaciones temporalmente por las elecciones. También —lo habrán hecho— por pánico a deportar a la tía del posible presidente, la media hermana del progenitor de Obama, una vez más se fugó y se mudó a Cleveland y ahí contrató una abogada. Lo sorprendente fue cómo cambió su suerte, en seis meses le arrancó a los tribunales su derecho al asilo. La señora Onyango obtuvo su permiso de trabajo, número de seguro social y la posibilidad de una licencia de conducir.