Neologismo con que se designa a la democracia operada por los medios teledirigidos que pone a disposición de gobernantes y gobernados la revolución digital.
En la sociedad del conocimiento el “zoon politikon” de Aristóteles ha sido suplantado por el “homo digitalis”. Los prodigios de la cibernética están modificando la organización social. Y el “saber hacer” las cosas en este campo es la clave del éxito de las personas y de los Estados.
En la democracia de la sociedad digital habrá un mayor acercamiento entre gobernantes y gobernados gracias a las redes de la informática. Los ciudadanos podrán recibir en su computador los informes de los gobernantes sobre su gestión y, al mismo tiempo, dar a conocer sus opiniones al gobierno. Las elecciones y consultas populares se harán por este medio. Cada ciudadano podrá votar desde su casa. Consignará así su televoto, o sea el “voto a distancia” emitido por medios electrónicos.
Los cambios que la informática ha impuesto en la moderna sociedad del conocimiento son impresionantes. Hoy se apunta hacia la tele-educación, esto es, la educación a distancia por medios electrónicos y aulas virtuales. Se ha forjado también el teletrabajo, que el funcionario o empleado podrá desarrollar desde su hogar. Se descentralizarán los lugares de trabajo, de modo que ya no será necesario que el trabajador se mueva de su casa: estará presente en la oficina a través del ordenador.
En el 2004 ocurrió un hecho impensado y sorprendente en la vida política de España. Dos días después de los sangrientos atentados de los fundamentalistas islámicos contra los trenes madrileños -con numerosos muertos y heridos-, una gigantesca multitud se concentró ante la sede del gobernante Partido Popular, en la céntrica calle Génova de Madrid, para exigir al presidente del gobierno José María Aznar la verdad acerca de esos atentados. La convocación se hizo por medio de teléfonos móviles. Los convocadores -personas anónimas-, con un sucinto mensaje, invitaron a la gente a reunirse en un lugar y día determinados para reclamar la verdad sobre los atentados de Madrid.
El teléfono celular se convirtió inesperadamente en un instrumento muy eficaz de comunicación de masas, con un tremendo efecto multiplicador, al margen de la prensa, radio y televisión.
Caso parecido ocurrió en febrero del 2008. Un desconocido joven colombiano, llamado Óscar Morales, convocó por internet a una gran movilización de masas para condenar las acciones violentas de las FARC. Su mensaje circuló rápida y masivamente por el mundo en las pantallas de las computadoras. Y en el día y hora señalados se congregaron enormes multitudes en Bogotá y otras ciudades para expresar su repudio a la violencia en Colombia.
Quedó inaugurado un nuevo instrumento de convocación de masas.