La tecnología, para variar, sigue marcando el desarrollo de los sectores productivos. El turno es de la banca que hoy en día enfrenta desafíos que van desde la ciberseguridad, el ‘big data’ -que en palabras sencillas es el uso de la información que se generan en las transacciones- hasta los retos legales que implica la aparición de nuevas monedas digitales.
Estos y otros temas se trataron en Quito esta semana, en un congreso de carácter internacional. Allí, los participantes coincidieron en que las nuevas tecnologías aplicadas al sector financiero (las ‘fintech’) marcan el día a día de pequeñas, medianas y grandes entidades bancarias. Y no hay vuelta atrás.
Como muestra basta mirar el desarrollo de aplicaciones móviles que facilitan la vida de los clientes de los bancos. Ahora es cada vez más común transferir dinero o pagar por un servicio desde un teléfono móvil o una ‘tablet’. Los usuarios nos ahorramos, por lo menos, tiempo y movilización.
El cliente conectado es el nuevo paradigma de los servicios bancarios y para lograr esto, bancos y emprendedores tecnológicos trabajan de la mano para desarrollar soluciones cada vez más sorprendentes.
Otro punto en esta evolución es el de las monedas digitales, con el bitcoin a la cabeza. La regulación de estas llamadas criptomonedas es uno de los mayores desafíos, tanto para autoridades, como para bancos.
En China, por ejemplo, las autoridades prohibieron a los bancos y compañías de pago de Pekín realizar transacciones de envergadura con este tipo de divisa. Le medida es para evitar riesgos financieros.
Ecuador también es parte de estas tendencias. El desarrollo del dinero electrónico -que en el futuro lo manejarán la banca privada y pública- es una oportunidad para democratizar los servicios financieros, tal como ya ocurre en países de África o Uruguay. En este proceso la clave será contar con normativas claras que faciliten el desarrollo de estas y otras tecnologías, con el usuario final como el centro del proceso.