El señor Korreas

Korreas (Cáceres, 1571 – Salamanca, 1631) no fue, según sus coetáneos, de temperamento suave ni apacible. La soberbia intelectual de este filólogo notable, catedrático de griego y hebreo en la Universidad de Salamanca, dio muy tempranamente por zanjados los problemas ortográficos del español, al crear una ortografía según la idea de Nebrija en su Gramática de 1492, que Korreas interpretó así: “Eskrivamos pura i limpiamente, […] konforme a la rregla, ke se á de eskrivir, komo se pronunzia, i pronunziar, komo se eskrive”. Tituló su tratado “Ortografìa kastellana nueva y perfeta”.

Renunció, para crear su ‘perfeta ortografìa’, a toda referencia etimológica, pues proclamó con osadía la mayor antigüedad del castellano respecto del latín, a pesar de la probada procedencia románica del español; contra todo criterio humanista, Korreas condenó el latín como lengua deleznable e ‘imperfeta’ y, dado su talante voluntarista e impositivo, nunca aportó, al respecto, argumento alguno.

El fundamento fonético de su ortografía ignoró las múltiples variaciones de pronunciación que sufre el español, según la región en que se habla. Se ha de reconocer que si sus sugerencias para la ‘perfeta ortographia’ no fueron acogidas, su propósito no fue el de un improvisado: Korreas fue eminente lingüista y paremiólogo (especialista en proverbios y refranes) el mérito de cuya recolección titulada “Frases Proverbiales i otras fórmulas komunes de la lengua Kastellana en ke van todos los inpresos antes, i otra gran kopia ke xunto /juntó/ el Maestro Gonzalo Korreas, Katedratico de griego y Hebreo en la universidad de Salamanka” le granjeó enorme prestigio en la universidad salmantina.

Korreas no ahorra la ironía para burlarse de grafías que quiere eliminar “Viene esta qu perpetuamente arrimada a la u, komo dueña kon brazero, ke tiene melindre, i asko de llegarse a las otras vokales, i las toma su boz deskortes /descortés/ kon guante», (¡ah, las dueñas o amas palaciegas de las que Cervantes hace tantas burlas!). Si no «perfeta», la Ortografía de Correas ha sido calificada como la más fielmente fonética de la historia de la ortografía española. ¿Por qué su fracaso? Porque la transcripción de la lengua oral no es el único criterio ortográfico; la oralidad y la escritura no son mutuamente dependientes: en la ortografía intervienen elementos culturales, etimológicos y de uso. Nuestra ortografía, sin embargo, siguió sufriendo embates más o menos sustantivos, según de quien procedieran.

García Márquez, en el Primer Congreso Internacional de la Lengua Española en Zacatecas (1997), pidió jubilar la ortografía, aunque siguió cuidándola en sus obras con el singular esmero conocido… Y más cerca aún, recuerdo el pedido (felizmente intrascendente) de una ministra de educación ecuatoriana ansiosa de perdurar, la cual, ‘para evitar el tormento de los niños’, propuso una simplificación ortográfica ad hoc, que nos hubiese aislado aún más de nuestra lengua, de nosotros mismos y del resto del mundo hispánico al que pertenecemos.

Susana C. de Espinosa / scordero@elcomercio.org

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