‘Mi perversa salud me está jugando una mala pasada: Durante los tres últimos años mi oído está debilitándose más y más. Ahora me siento mejor pero mis oídos continúan zumbando y gimiendo de día y de noche. Debo confesar que llevo una vida miserable, he dejado de asistir a mis obligaciones sociales porque no puedo decir a la gente ¡estoy sordo! Si tuviese otra profesión podría afrontar esta enfermedad, pero en la mía es un inconveniente terrible (y) maldigo a mi creador y mi existencia’.
Así se expresaba uno de los hombres más célebres de la humanidad, autor de 10 sinfonías, 32 sonatas, una ópera, decenas de conciertos para varios instrumentos, tríos, etc. Nadie como Ludwig van Beethoven para referirse de una manera tan descarnada a la pérdida de su capacidad de oír. Las dos últimas sinfonías las escribió sin escuchar absolutamente nada, sin embargo, son perfectas y bellas.
La discapacidad auditiva la advirtió mientras estrenaba su trío para piano, violín y violonchelo (Archiduque). En el momento que debía entrar uno de los instrumentos de cuerda creyó que el músico se había dormido. El reconocimiento de su deficiencia auditiva lo hizo en la carta que escribe a su entrañable amigo Franz Wegeler. Ni a su familia había revelado las causas por las cuales dejó de asistir a los conciertos y se volvió un ermitaño. La anécdota la cuenta Ángel Carrascosa Almazán, uno de los más importantes críticos musicales de España.
La discapacidad auditiva causa un aislamiento social, similar al que experimentó el compositor alemán. Por eso es importante apoyar a las fundaciones que se preocupan y ayudan a las personas, como por ejemplo Fundesi (Fundación de Desarrollo Social Integral) que desde el 2001, desde antes de que se obligue a las empresas a incluir en su nómina el 4% de personas con discapacidad, ya trabajaba en temas como la inserción laboral.
Desde entonces, Fundesi ha ubicado a 1 041 personas y el 99% de ellas tiene estabilidad laboral, según explicó a EL COMERCIO la directora ejecutiva Amparo León. El talento humano no es exclusividad de personas consideradas “normales” físicamente. Un ciudadano con discapacidad física puede cumplir funciones con mucha responsabilidad, la única condición es que se abran las oportunidades. Lo que hace Fundesi es ubicar a las personas con discapacidad en un puesto donde sus aptitudes se equiparen con el perfil del trabajo que va a desempeñar.
Algunos piensan que el vocablo sordera, definido por la RAE como “privación o disminución de la facultad de oír” es ofensivo. La otra alternativa es la definición médica proveniente del griego “hipoacusia” (hipo: debajo de o escasez de) y “akou” (oír). Las definiciones son respetables, lo incomprensible es que se trata de una de las discapacidades que muchas veces se presta para burlas.