Dos sistemas, un camino

El pedido de adhesión de Bolivia al Mercosur sin dejar la CAN, remece las interpretaciones jurídicas y políticas de la integración regional, desafiando a encontrar puntos de contacto entre bloques subregionales acostumbrados a caminar en paralelo.

Considerar en su verdadera dimensión y profundidad el desafío, requiere un enfoque que asuma la doble, o la multipertenencia, como una oportunidad histórica para la convergencia y armonización de los procesos de integración existentes, teniendo como horizonte y camino, a la vez, la profundización de la integración continental representada en Unasur.

Para viabilizar la doble membrecía son necesarias estrategias como la revisión de la normativa para conformar un mercado común, dada la limitación jurídica planteada tanto por el Tratado de Asunción como por el Acuerdo de Cartagena, las cartas constitutivas del Mercosur y la CAN, para la doble adhesión en el ámbito de uniones aduaneras. Y aunque no tiene la complejidad de los sistemas arancelarios, un referente para esta posibilidad son las medidas tomadas para posibilitar acuerdos comerciales con terceros países.

Otra estrategia consiste en la participación diferenciada, basada en mecanismos de geometrías variables o de cooperación reforzada, por los cuales un país pueda optar regirse en ciertos ámbitos por la normativa de uno u otro bloque. De la misma manera, el trato diferenciado para enfrentar asimetrías, con preferencias para los países de menor grado de desarrollo, es un reconocimiento obligatorio.

En otra estrategia e stá la sur-americanización de normas subregionales ampliadas o unificadas, en campos como transporte terrestre, aéreo y marítimo; legislación aduanera; sanidad agropecuaria y de conservación de recursos marinos y pesqueros; reglamentación técnica para productos industriales; control del tráfico de precursores utilizados en las drogas ilícitas; interconexión eléctrica; defensa del patrimonio cultural, entre otros.

Prioritaria es la estrategia de consolidación de la ciudadanía suramericana, con acciones coordinadas por Unasur, profundizando las buenas experiencias de la CAN y Mercosur en el trato nacional a todo ciudadano de nuestro continente; la estandarización de los documentos de identidad, pasaportes y licencias de conducir; el derecho de residencia y movilidad laboral; el reconocimiento de estudios, grados y títulos académicos; la protección y asistencia consular; la cooperación judicial civil; y el reconocimiento de los derechos políticos.

La estrategia-eje, capaz de dinamizar lo expuesto, será la expresión de la voluntad política compartida, por el Mercosur y la CAN, para el reconocimiento de Unasur como el espacio de complementación de sus convergencias y pertenencias.

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