Exprimidos y sacudidos

En Quito, las discusiones más fuertes en las redes sociales giran en estos días alrededor de la venta de jugos de naranja en las calles. Siempre vale la pena el debate en torno a un potencial problema de salud pública cuya solución afecta, por supuesto, al trabajo informal, pero ojalá sirva para revisar qué pasa con el expendio de comida en las calles en general.

Todos coincidiremos con que el derecho al trabajo en época de crisis puede ser ejercido sin afectar la salud ciudadana y con que hay varios caminos para lograrlo, por ejemplo capacitando a los vendedores y asignándoles espacios. Lo que resulta curioso es que quienes no darían esos jugos a sus hijos ni los tomarían ellos, ahora quieren tejer una teoría de la conspiración.

Se han escuchado cosas tan absurdas como que los medios hacen mal al informar que el 32% de las muestras de jugo analizadas tienen potenciales problemas, pues la verdadera noticia es que el 68% no los tiene. Siguiendo esa lógica, ¿por qué preocuparse de que en el país haya solo 11 casos de muerte por el virus AH1N1, si la ‘verdadera’ noticia es que el 99,99% de la población está viva?

En fin, mientras polemizamos sobre la naranja, los verde flex apostaron y tomaron la tragedia alrededor del terremoto en Manabí como una oportunidad para recuperar la iniciativa política perdida. Y no es que la economía esté mejor que antes de la tragedia -todo lo contrario-, pero el presidente Correa y su gabinete pueden nuevamente marcar la agenda pública, que se les había ido de las manos antes del cataclismo.

Jorge Glas se pone al frente de la reconstrucción -y de la campaña- en un escenario político casi vacío. Ya sea por falta de iniciativa o porque no querían ser tildados de oportunistas, los opositores, salvo excepciones, se hicieron a un lado. Guillermo Laso tenía previsto hablar anoche sobre el Ecuador posterior al terremoto, pero en cualquier caso AP vuelve a marcar la agenda nacional.

Lo hace a su manera: sin dejar espacio a la iniciativa ajena. ¿Pero qué resultado dará una reconstrucción que ponga las razones de Estado por encima de la iniciativa y las ideas ciudadanas y que no se ocupe de buscar a los emprendedores alrededor de la construcción, como aconseja que se debe hacer el especialista chileno Sergio Calvo?

Esa recuperación de la iniciativa tampoco ofrece ninguna seguridad de que los fondos que se recauden serán utilizados específicamente en la reconstrucción. Todos estamos esperando la evaluación sobre los daños, pero también sabemos que mucho de la reconstrucción de la infraestructura pública y privada se financiará con los seguros.

AP dirige una embarcación abollada en medio de la ‘tormenta perfecta’, con más endeudamiento y más impuestos, pero tiene el timón y se aferrará con más fuerza a él.

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