Será posible…

Que desde el Gobierno y la oposición hagan conciencia de que ya salimos de época de campaña electoral y que la próxima será para las elecciones presidenciales y legislativas de 2017.

Que se reforme la Constitución -por la mayoría de más de dos tercios que controla en la Asamblea, esto consecuencia del método de adjudicación de escaños reformado el año 2012, -por el que se invisibilizó a las minorías el año 2013- para que pueda reelegirse otro período o indefinidamente el Presidente de la República. ¿Será bueno y democrático aquello?, ¿no lo será? Que el Gobierno Central y los gobiernos locales decidan trabajar forjando vínculos en las soluciones que requieren las ciudades, los cantones y las provincias, no condicionándolas a la adhesión política, ni a tozudez alguna. En democracia no debe haber quienes pontifiquen de dueños de la verdad o del acierto, para negarse a considerar puntos de vista diferentes.

Que el presidente Correa deje de asumir la posición de que ganó las elecciones del 2014, con solo algunos reveses, porque él no fue candidato a elección alguna en este proceso electoral, aun cuando cometió el error de ser la imagen y la voz de los candidatos del casillero 35.

Que el gobernante asuma que los ciudadanos consideran las obras materiales, para decidir su voto, pero que también admita que además hay otros elementos para considerar y decidir, relativos al respeto a quienes discrepan, a quienes usualmente se viene descalificando desde el poder. Se señala que cuando el Presidente Correa publicó la carta del 11 de febrero, de demoledoras tachas y acusaciones contra el candidato Rodas, la diferencia entre éste y Barrera estaba en seis puntos porcentuales y que la víspera de la sabatina del 22 de febrero estaba en 12 puntos. El día 23 se habría acercado o aun sobrepasado los 20 puntos. Esto significaría que pese a la ofensiva del Gobierno y su entorno, el voto de Rodas -¿qué no le dijeron?- en 12 días trepó en 14 puntos.

Que el Presidente piense que el 23 de febrero, aun cuando solo se elegía autoridades seccionales, en el Ecuador, muchísimos votos fueron solidarios con los 10 de Luluncoto, presos por meses, a los que nada se les probó; con los jóvenes del Colegio Central Técnico, unos presos y procesados por rebelión y otros en castigo trasladados a otros planteles; con los agraviados y procesados por acciones de lucha social; con los que protestaron por la imposición del Gobierno de explotar parte del Yasuní; con Jaime Guevara, Bonil y otros, figuradamente lapidados por expresarse contra el poder, entre otras causas de diferencias con sus imperativas decisiones.

Que todos los ecuatorianos pensemos que solo es un perverso juego de palabras aquello de que "todo lo verde se hará Maduro", porque ni Correa es Maduro, ni el Ecuador es Venezuela.

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