Cuando se habla de la deuda pública, es costumbre mencionar a las vicisitudes y los saldos de la llamada deuda pública ‘externa’, pero casi siempre se prescinde de la deuda ‘interna’.
Por eso, de pronto causaron mucha inquietud los datos publicados por este Diario, según los cuales los préstamos internos se han duplicado en el curso de los seis años más recientes, vale decir los años de la administración del presidente Rafael Correa, quien ahora busca con ímpetu lograr la reelección cuando los comicios que están a la vuelta de la esquina.
Si es que se omiten dentro de la consideración las obligaciones contraídas con la China continental, muchos de cuyos detalles y cláusulas permanecen aún desconocidos, la verdad es que la deuda foránea no ha crecido a ritmos exorbitantes, pero sí en cambio la deuda interna. La explicación para este último fenómeno es “la mayor y continua emisión de Bonos del Estado”. Y el rubro ha sido empleado en el pago de los valores que el Gobierno adeuda al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), varios de cuyos personeros están inmersos hasta el cuello en las incidencias de la campaña electoral, para lo que inclusive se formó un movimiento llamado “avanza”.
De ahí que resulta perfectamente válida la inquietud de los verdaderos propietarios del IESS, es decir de los afiliados a él y de los patronos que cubren los deberes correspondientes y no el Gobierno como equivocadamente se cree con frecuencia, en torno de la posibilidad y las perspectivas que el Instituto cubra en el futuro inmediato y en el más lejano con los deberes que tiene respecto de la población más necesitada del país.
Ya que más allá de tanta palabrería inútil y fraseología que no dura más allá del precario tiempo de las efusiones electoreras, si un Estado tiene un eficiente -moderno, honesto, rápido-, ya ha satisfecho el principal de sus objetivos, mientras que si sucede lo contrario, está moroso en la atención de sus deberes con la nación entera de que se trate.
Luego de un convenio reservado suscrito entre el IESS y el Ministerio de Finanzas, se ha aceptado que el Gobierno pague sus deudas con bonos y como consecuencia, reviste especial sentido lo que han opinado sobre el sistema, dos ministros de Finanzas del propio Régimen actual.
La una ha dicho que el pago constituye un gasto permanente del Presupuesto y, como consecuencia, no puede cubrirse mediante deuda sino con ingresos también permanentes. El otro ex titular de Finanzas, ha observado que se afecta la sostenibilidad con el método de trasladar deuda a futuro y que no se sabe cómo se va a pagar mañana.
Por su parte, un verdadero especialista ha expresado que no se pagó al IESS en efectivo a pesar de que el Gobierno dispuso de crecidos ingresos como trasunto de un colosal precio de 98 dólares por cada barril de crudo que se vendía.
Con lo cual solo han empeorado las preocupaciones de la ciudadanía, auténtica dueña del IESS, hay que remarcarlo, dentro de un escenario de versiones oficiales incompletas y mutiladas.