El cuadragésimo primer período de sesiones de la Asamblea General de la OEA se celebró en San Salvador, en la primera semana de junio, con una agenda de temas importantes. Se reafirmó, por cierto, que la paz, la seguridad, la democracia, los derechos humanos, el desarrollo y la cooperación son columnas de sustentación del sistema interamericano, que se relacionan y refuerzan entre sí. En ese contexto, tuvo relevancia la cuestión inherente a la seguridad ciudadana en las Américas, acosada por nuevos y crecientes retos, que demanda para su defensa un esfuerzo concertado y una cooperación multilateral, sin menoscabo del respeto al principio de no intervención en asuntos de la jurisdicción interna de los Estados.
Ya en octubre de 2008 se adoptó en México el Compromiso por la Seguridad Pública en el continente, como expresión de la voluntad política para enfrentar de consuno y de modo integral la delincuencia, la violencia y la inseguridad. Y en noviembre de 2009 se aprobó en Santo Domingo el Consenso por la Seguridad Pública, en conexión con el instrumento anterior. Desde esa perspectiva se reconoció la necesidad de adoptar acciones orientadas al desarrollo social, económico, político y cultural para fomentar la inclusión social, reducir las inequidades y crear oportunidades para los pueblos.
Con base en éstas y otras consideraciones, constantes en la Declaración de San Salvador, se acordó fortalecer los mecanismos de cooperación para enfrentar, prevenir y combatir de manera integral la delincuencia organizada internacional, el tráfico ilícito de armas, la trata de personas, el tráfico ilícito de migrantes, el narcotráfico, la corrupción, el terrorismo, el secuestro y demás flagelos que pueden afectar al desarrollo de nuestros países.
Del citado elenco de peligrosos ilícitos destacan especialmente el crimen organizado en dimensión internacional y el narcotráfico, con su urdimbre de siniestras secuelas. Por eso se insistió en la obligación de los Estados de instalar políticas públicas de seguridad en el marco de un orden democrático, de imperio del estado de derecho y de respeto a los derechos humanos. Sin dejar de señalar que se trata de un fenómeno hemisférico, se reconoció que América Central es actualmente una de las zonas más afectadas. Por eso se resolvió respaldar a la Conferencia Internacional de Apoyo a la Estrategia de Seguridad en Centro América, que se celebrará próximamente.
Dada la importancia del tema, se acordó encomendar al Consejo Permanente que elabore, en consulta y coordinación con las autoridades nacionales respectivas y con la colaboración de la Secretaría General, un proyecto de plan de acción hemisférico para dar seguimiento a la Declaración de San Salvador, que será considerado en la Asamblea General del año venidero.