Cuando Catalina II, emperatriz de Rusia, quiso visitar Crimea, arrebatada a los otomanos, el hombre fuerte de su gobierno organizó el viaje. En cada pueblo que paraba Catalina encontraba paisanos alegres que la celebraban. Tan pronto Catalina reemprendía la marcha, Potemkin desbarataba la aldea para transportarla con mujiks y todo a la próxima parada imperial.
La aldea era pura fachada para que la emperatriz no se diera cuenta de la triste realidad de Rusia en el siglo XIX. El pueblo itinerante de Potemkin se replica todos los sábados en Ecuador, con extraordinario éxito.El sábado anterior, se quiso demostrar lo inmejorable que es el programa de becas del Gobierno, y denostar a los que calificamos de excesivo el programa, dada la difícil situación económica, que iba a hacer que los becarios no encuentren empleo. Esa observación mereció el calificativo de ignorante y retrógrado opuesto a la educación del pueblo.
Pero se produjo una rara falla en la larga trayectoria de las sabatinas Potemkin. Se trajo al micrófono a quien corresponde ser el estandarte del programa, un excelente estudiante de una provincia pobre (Morona) que obtuvo una beca para sacar una maestría en geología. El prototipo del ecuatoriano que merece una beca. Muy incómodo, el estudiante tuvo que confesar que a su llegada al país en agosto solicitó empleo en el Ministerio de Minas y le dijeron que no hay presupuesto. Seguía desempleado (Jairala acaba de ofrecerle empleo). Molesto y con razón se mostró el Presidente, puesto que Potemkin le había asegurado que todos los becarios estaban bien empleados. Muestra para ello el alud de correos electrónicos que le hicieron coro cuando lanzó su campaña de desprestigio contra los críticos.
¿Será este el único caso de becario desempleado? ¿No hay acaso profesores universitarios que retornan con un PhD y su universidad les dice, como al becario de Morona, que no hay presupuesto? ¿Cuántos casos de becarios que se emplean muy por debajo de su preparación y mínima paga? ¿Cuántos regresaron anticipadamente porque las autoridades incumplieron con el pago de la pensión universitaria y les cancelaron la matrícula, o no le enviaron oportunamente la pensión para mantenerse, y ahora se los acusa de incumplidos, y sus familias tienen que pagar la garantía? No creo que haya estadísticas de esto, pero el Gobierno haría bien en contratar alguna firma externa que encueste a los becarios y revele la verdad. Porque si los mandaron con promesas, tienen que ubicarlos.
También sería recomendable que haga visitas sorpresa, por ejemplo, a escuelas del milenio para ver si hay bancas y los estudiantes reciben las clases adentro en lugar del patio. No sirven las visitas preparadas de antemano por los Potemkines, con cámaras, bombos y platillos.