Hace 65 años visitó Montevideo el francés Albert Camus, ganador del Premio Nobel de Literatura a los 44 años, autor de clásicos como “El extranjero”, y uno de los escritores claves de la literatura moderna. Llegó desde Buenos Aires, y escribió sus impresiones sobre nuestra ciudad en sus “Diarios de viaje”.
Nacido en Mondovi, en 1913, hijo de un obrero que murió en la primera guerra y de una mujer analfabeta, Catherine Sintes, Camus estudió gracias a las becas. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, viajó en 1940 a Marsella. Llevó consigo los manuscritos de “El extranjero” y su obra teatral “Calígula”. Lo ayudó Malraux, en París, y luego enroló en la Resistencia. Al final de la guerra fue condecorado. A los 47 años murió en un accidente de auto, rumbo a París con su amigo Gallimard, y hallaron un billete de tren en su bolsillo.
El 11 de agosto de 1949, escribió Albert Camus: “Me levanto temprano y escribo unas cartas. Luego, como sigo sin noticias de mis protectores naturales, voy a visitar Montevideo en un hermoso día gélido. La punta de la ciudad se baña en las aguas amarillas del Río de la Plata. Aireada, regular, Montevideo se halla rodeada por un collar de playas y un bulevar marítimo que me parecen bellos. Hay una prestancia en esta ciudad, en la que parece ser más fácil vivir que en otras que vi hasta ahora. Mimosas en los barrios ajardinados, y palmeras que me recuerdan a Menton. Aliviado también por estar en un país de lengua española”.
Volvió a Buenos Aires, visitó Chile, y el 19 de agosto de 1949 retornó aquí. Al día siguiente escribió: “A las once, primera conferencia en la sala de la Universidad. En medio de la conferencia, un curioso personaje entra en la sala. Una capa, la barba corta, los ojos negros. Se instala al fondo, de pie, abre ostensiblemente una revista y la lee. De cuando en cuando, tose muy fuerte. Este, al menos, pone algo de vida en el anfiteatro”.
Tuvo un encuentro que le impresionó: “Un momento con José Bergamín, fino, marcado, con la cara envejecida de intelectual español. No quiere elegir entre el catolicismo y comunismo mientras la guerra de España no haya terminado. Un hipotenso cuya energía no es más que espiritual”.
Otros breves apuntes de Camus: “La tarde es suave, rápida, un poco tierna. Este país es fácil y bello”. Y agrega: “Después de la conferencia, salgo a pasear con Bergamín. Aterrizamos en un café populoso. Él duda de la eficacia de lo que está haciendo”.
La poeta Susana Soca fue una de las anfitrionas del Nobel literario, quien lo cuenta así: “La noche es dulce en Montevideo. Un cielo puro, el crujir de las palmas secas encima de la plaza Constitución, vuelos de palomas, blancos, en el cielo negro”.
Albert Camus se marchó de Montevideo el 21 de agosto de 1949. Y escribió estas palabras que conmueven: “… el avión abandona el terreno a las once. Bajo un cielo tierno, aireado, nuboso, Montevideo expone sus playas —ciudad encantadora— donde todo invita a la felicidad y a la felicidad sin preocupaciones de la mente”.