Mujica y Putin. Como decir David y Goliat. En una fotografía que publicó EL COMERCIO se ve a Putin extendiéndole la mano a Mujica, en tanto este se demora en hacerlo. Como todo se oye con la imaginación, el sabio Presidente uruguayo le diría al ruso entre dientes “les conozco, mosco”.
Me vale tal anécdota como antesala de la reunión de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en Fortaleza, Brasil, dos días después, es decir el 15 del presente.
Los Brics, mentalizados por Rusia, me producen terror. No puedo evitarlo. A mi juicio, de multipolar el cónclave de Fortaleza no tiene un pelo. Todos ellos son países que, con la excepción de China, dadas sus peculiaridades, han adoptado el sistema capitalista, el que saben les llevará a su pleno desarrollo en tanto sus productos industriales hallen nuevos mercados, sacándoles el jugo a los países en los que inviertan. Historia bien sabida y conocida: el del capitalismo salvaje.
Sí, terror. Es bien sabido también que Putin y quienes llegaron al poder luego de la ‘Perestroika’, en línea de continuidad absoluta, son los ‘hombres nuevos’ gestados en la mente de quienes hicieron la Revolución de Octubre y en sus inicios la realidad dio paso a la utopía. El experimento apenas duró 70 años. Fue el ‘hombre nuevo’ el encargado de darle el golpe de gracia a su gestora, la Unión Soviética. La “nueva clase” abrazó el sistema capitalista con fría decisión y sin contemplaciones ni éticas ni morales. Los multimillonarios rusos que fueron haciéndose presentes en los espacios internacionales eran los capos de mafias que se pusieron en el plan de competir con las corporaciones del capitalismo occidental liderado por los Estados Unidos.
Hay algo más. Nacionalistas y patriotas, los rusos. Históricamente, el empeño colectivo ha sido el de constituirse en el centro de un gran imperio rodeado de satélites. Aquel patriotismo obró portentos durante la Segunda Guerra Mundial, y tanto como que contribuyó en gran medida a que los delirios de Hitler llegaran a su final.
Cuando el mundo era bipolar Estados Unidos y sus aliados vs. la Unión Soviética y sus satélites, los pueblos periféricos tenían la posibilidad de escoger entre capitalismo o socialismo, al menos en teoría. Lo de hoy es la negación de la posibilidad de optar.
Nosotros, los hispanoamericanos, como que nos hubiéramos quedado sin voz en el escenario de la política mundial. Venezuela al borde del colapso por obra y gracia de un inmaduro sucesor de Chávez mal aconsejado por los hermanos Castro. Sin embargo, como desde hace 500 años, con la mira puesta en nuestra independencia. En el afiche con el que el presidente Correa promociona su asistencia a una reunión con los Brics, en estos días, se dice: “Por una Latinoamérica fuerte e integrada”. Bien por el Presidente ecuatoriano.