La revolución honesta

Los 84 años de Fidel Castro y el regreso a La Habana del embajador Benigno Pérez, gestor de excelentes programas solidarios, me llevan a hacer públicas reflexiones sobre los 51 años de la Revolución Cubana.

Errores -y muchos- se han cometido en la isla del Caribe, pero nadie debe olvidar el cerco político y el bloqueo económico impuesto por el Gobierno norteamericano en medio siglo.

Aun antes del embargo declarado en 1960, en documentos desclasificados se ha evidenciado que, Eisenhower ordenó a la CIA organizar la contra revolución en la isla y desde Estados Unidos preparar sabotajes y luego la invasión cuyos episodios mayores se dan en la presidencia de Kennedy y son los bombardeos y el desembarco en Playa Girón en 1961.

Cuba se vio en la circunstancia de declarar el carácter socialista de la revolución y autorizar a la Unión Soviética la instalación de misiles en la isla. Estados Unidos reaccionó con la orden del bloqueo naval de Cuba, para que no lleguen más barcos con misiles.

La guerra fría estuvo a punto de convertirse en conflicto bélico.

Las partes reflexionaron, la potencia del Norte negoció con la URSS, el retiro de misiles instalados en Turquía, contra el de los misiles soviéticos en Cuba. El acuerdo llegó en octubre de 1962, condicionando la URSS que EE.UU., debían declarar “que respetarán las fronteras de Cuba, y su soberanía, comprometiéndose a no intervenir en asuntos internos, a no invadirla y a no prestar su territorio como cabeza de puente para la invasión a Cuba y a reprimir a aquellos que piensen lanzar una agresión contra Cuba, ya sea desde territorio norteamericano o desde el territorio de los Estados vecinos a Cuba”.

Con el desmoronamiento del socialismo en el Este de Europa, soportes de la economía cubana, de cuyo comercio e inversión vivía la isla, EE.UU. creyó que era el fin de Cuba socialista.

En 1992, el embargo de sola orden de la Casa Blanca, pasó a ser norma legal para castigar a quienes negocien con Cuba. El embargo otra vez se potencia en 1996 con la Ley Helms-Burton, afectando aun a empresas de otros países, al extremo que en determinados segmentos estas casi deben escoger entre el intercambio con Norteamérica o con Cuba. El bloqueo no era ni es un mito-pretexto para la ineficiencia de la economía como algunos acusan.

Pero, ¿por qué lo de la revolución honesta? Por su mística invariable en medio siglo; y, porque hay otros procesos profundamente deshonestos, que se miente al llamarlos revolucionarios, en que más allá de algunas políticas sociales, se multiplican los atracos en negocios y contratos públicos.

Cuba no ha caído, porque aun en la angustia económica de su pueblo, se percibe un liderazgo honesto. Está a tiempo de aperturas y rectificaciones. Esa es la tarea de Raúl Castro y su gobierno.

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