Sorprendido y escandalizado, el Ecuador ha venido comentando las graves revelaciones recientemente hechas por el Secretario de la Presidencia de la República. Nada pudo argüir para explicarse, el señor Mangas. Apenas, balbucear que sus palabras habían sido “sacadas de contexto”. Más de treinta minutos de análisis de las últimas elecciones, la actuación del gobierno a lo largo de ese proceso, las rivalidades internas en el partido oficial, la forma en que fueron escogidos los candidatos, las motivaciones de Correa, el fracaso en la elección presidencial, el uso del diálogo para oír y no escuchar a los críticos, y tantas otras graves revelaciones han sido -arguye Mangas- ¡sacadas de contexto! Admitió después que su pensamiento no correspondía al del Presidente Moreno, insuficiente y superficial excusa que, finalmente, para nada sirvió: abrumado por la gravedad del revelador desliz que evidenció lo que muchos sospechaban, Mangas tuvo que renunciar a su cargo.
Pero el mal está hecho. Será muy difícil que no crezca la sensación de ilegitimidad de un gobierno que -Mangas lo dijo- perdió en la primera y en la segunda vueltas electorales; será imposible aceptar que, por razones políticas, apenas se miró de soslayo a la corrupción de los últimos diez años, conocida –según Mangas- por Correa y Moreno; habrá irremisiblemente perdido confiabilidad el diálogo propuesto por este último para incorporar a sus programas las sugerencias de la sociedad civil, porque Mangas ha confesado que tal propuesta tenía como objetivo calmar a los descontentos y no introducir cambios en el plan de los socialistas del siglo XXI; será ingenuo creer que, en política internacional, se abrirán nuevas orientaciones ya que la influencia decisiva de Mangas en ese y otros campos seguirá siendo ejercida por interpuesta persona, su esposa, la voluble Canciller.
A fin de evitar que sigan creciendo los efectos negativos para su gobierno y recuperar la confianza pública, Moreno deberá tomar medidas claras y drásticas. En primer lugar, dejar de lado al equipo que acompañó a Correa y aplaudió sus arbitrariedades hasta con lágrimas en los ojos. La política económica y la política internacional deben ser revisadas y colocadas en manos intelectualmente sólidas y éticamente confiables. Sin embargo, la maleable Canciller, alineada ayer con Correa y ahora con quien deberá, dentro de poco, decidir sobre candidatos a la Vicepresidencia de la República, ha dicho que la política internacional no variará. Pero hay síntomas positivos de cambio, que ella no favorece. ¿Deberá verse obligada a escoger de nuevo? Quien sabe. ¡La política tiene razones que ni el corazón ni la razón comprenden!
El Presidente Moreno está obligado a demostrar, con obras, que lo dicho por Mangas no corresponde a su filosofía política.