Pero qué le ha faltado para dar ese salto que lo ubique en la élite. Talvez un poco de ambición de parte de sus directivos (léase: los anteriores y los actuales) para proponerse ganar títulos internacionales. En el país, en estos últimos dos años, pelearon al mismo nivel con Liga de Quito, a quien le han ganado dos veces en la Casa Blanca. Más allá de eso, el club guayaquileño deja un mensaje: su estructura es sostenida. Y esa puede mantenerla para los próximos años con su base actual de futbolistas.
En ese grupo están dos juveniles que son titulares (Marcos Caicedo y Fernando Gaibor), los cuales cumplen con la norma impuesta por la Ecuafútbol y con su equipo. A eso se agrega que las campañas del club azul le dan un poco de equilibrio al dominio ejercido por Liga y Deportivo Quito, en los últimos años.
Hoy sus directivos se las ingenian para retener a su entrenador Omar Asad, un fiel creyente del fútbol dinámico y ofensivo. En caso de que no lo logren ya tienen otros candidatos con el mismo estilo y con las mismas ambiciones para pasar esa barrera local y posesionarse en la internacional.