Un reto mayúsculo

El día de hoy se posesiona el alcalde electo Mauricio Rodas para arrancar una administración plagada de desafíos.

Más allá de los diferentes análisis e interpretaciones que se produjeron a partir de su elección, lo cierto es que el nuevo Burgomaestre superó con cerca del 20% de los votos válidos a su rival, quien contaba ni más ni menos que con el apoyo directo de la Presidencia de la República y, pese a todo, terminó derrotado.

Ese solo hecho es una muestra clara de un enorme malestar de la población capitalina con la administración municipal saliente, así como las altas expectativas que se han creado o mantiene la ciudadanía ante la gestión que realizarán las nuevas autoridades elegidas.

Esa simple ecuación pone en evidencia las enormes dificultades que la nueva administración municipal deberá sortear, en una ciudad que pese a lo que se diga ha sufrido un deterioro de los servicios, ha visto cómo el problema del tráfico vehicular aumenta, que la inseguridad ciudadana todavía es un tema de permanente preocupación de la comunidad, que la obra pública municipal aun cuando visible en algunos casos, todavía sigue siendo insuficiente.

Lo anterior se ha producido, pese a que la Alcaldía contó con el apoyo del Gobierno central para muchas de las realizaciones. Aquello abre la interrogante de lo que está por venir, si se tiene en cuenta las reservas que desde Carondelet se han hecho al Alcalde electo, quien no pertenece a las filas del Gobierno.

El escrutinio al que estarán sometidas las autoridades que se posesionan el día de hoy será intenso. Provendrá de todos los frentes y muchos estarán expectantes para que su gestión fracase, pues de un determinado tiempo acá todo funciona para que únicamente exista un solo eje aglutinador que lo abarque todo.

Más aún si se tiene en cuenta que lo sucedido en la capital es algo que se salió del libreto, que obliga a repensar las situaciones, a cambiar alfiles y peones, a cuestionarse por qué los votantes dieron la espalda a un candidato oficial si a las mediciones de opinión poco les falta para asegurar que vivimos en el paraíso.

Por lo anotado, las autoridades que se posesionan deberán hacer un especial análisis de las prioridades.

A sabiendas que los recursos escasean, tendrán que enfocarse en las obras que mejoran las condiciones de vida de los más pobres, hacer un esfuerzo inmenso para brindar mejores servicios con lo existente, optimizar al máximo la gestión para alcanzar resultados tangibles a la brevedad posible.

Adicionalmente habrá que esperar apertura para tratar los problemas de la ciudad. La experiencia nos revela en forma más clara que la sola gestión de un grupo de iluminados no es suficiente para generar políticas llamadas a durar en el tiempo, que se mantengan y produzcan efectos positivos al conjunto de la sociedad.

Tampoco que la política tiene que ser un asunto de permanente enfrentamiento ni de descalificaciones a los que piensan diferente. Que los líderes que construyen ciudadanía son los que tienen como herramientas la persuasión y la tolerancia.

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