Enrique Ayala Mora
eayala@elcomercio.org
Un descendiente del expresidente Carlos Arroyo del Río publicó en este diario una extensa carta cuestionando un artículo mío sobre las muertes provocadas por la represión durante su gobierno.
El texto que fue publicado está destinado a la divulgación y no puede contener citas de pie de página y todo el aparato crítico de un estudio histórico, pero esos párrafos vienen de un trabajo de mayor extensión que está debidamente fundamentado. No se trata de opiniones subjetivas, menos de actos de antipatía u odio. La historia debe contarse, por incómoda que pueda resultar a algunas personas.
No he dicho nada falso sobre el Dr. Arroyo del Río, cuya capacidad intelectual e influencia en ciertos círculos, es evidente. Como es evidente que representaba intereses oligárquicos y de compañías extranjeras. Eso lo demuestran sus actos, no solo como Presidente, sino como hombre público en general, durante toda su vida pública.
Sobre su actuación en el conflicto con el Perú hay una carga de pruebas, que los tres voluminosos libros de Arroyo del Río no lograron contradecir. La responsabilidad personal en todo ello es abrumadora. Esto, desde luego, no quiere decir que no hayan causas históricas muy anteriores y otras responsabilidades colectivas en los hechos, cuya dimensión y consecuencias no pueden adjudicarse a una sola persona.
Hace pocas semanas se conmemoró el septuagésimo aniversario de “La Gloriosa”. Por ello preparé una ponencia sobre la represión del régimen arroísta, como antecedente de ese proceso. El tema era específico y El COMERCIO me pidió un resumen del texto. El artículo versa sobre ese tema. No tenía por qué hablar de los muertos del alfarismo, ni de los de Velasco Ibarra. Pero quizá conviene que se sepa que en un trabajo de mayor envergadura sobre los crímenes políticos en toda la historia del país, he considerado al menos 19 casos, entre los que están aquellos que el señor Arroyo Alcívar menciona en su carta.
Es importante que quede claro que el autor de la carta no logró demostrar que yo hubiera afirmado algo falso, que las muertes no se hubieran dado, o que los carabineros y la seguridad política no hubieran matado a varias personas para defender a un Gobierno tiránico y represivo. Eso es irrefutable.
El que se hubieran dado matanzas y represión en otros gobiernos no justifica la represión arroísta, ni pueden llevarnos a pensar que eso es “normal”. Nuestra historia ha estado llena de actos de represión y derramamiento de sangre. Eso es un hecho que no se puede ocultar aun cuando las personas dicen que con eso se mantiene el orden y se protege la propiedad. En eso, claro, no podré estar de acuerdo con el señor Arroyo Alcívar, porque no creo que el poder, o algunos que lo han ejercido y lo ejercen, tengan derecho de matar con cualquier motivo o pretexto.