Renovación partidaria

Las organizaciones políticas siguen en un crítico momento, unas se han autodestruido, otras perviven luego que el poder actual las desprestigió y aminoró. La no continuidad de los partidos desordena más la vida política; destruirlos tiene más bien desventajas como la dificultad ciudadana de saber quien es quien, sus ideas, prácticas y políticos que promueven o hacía dónde van sus acciones.

Ahora, se ve lo obvio, no es nada fácil construir una organización política y ante algunas nuevas, parte del electorado prefiere los conocidos. Esto a pesar de la actitud fatalista de muchos de estar a la espera de nuevos políticos buscando un redentor, cuando un político, en una carrera de ascensos, debería demostrar lo que es, lo que vale o al menos cómo se ha definido en varios momentos de la vida pública. Su historia debería ser su primer valor junto a su persistencia y experiencia, no las mutaciones eternas o la seducción con la oratoria o la TV. Cuánto complica esto a la necesidad ecuatoriana de ordenar su vida política y frenar la crónica inestabilidad política que destruye planes, esfuerzos e inversiones, al inventar el agua tibia reiteradamente y regresar a la búsqueda de orden y redención ante los fracasos reiterados.

Las organizaciones que llegaron al poder con Correa buscaban renovación de la vida política y cimientos para la estabilidad. Exigieron la reinscripción de los partidos para su renovación. Pero la renovación no ha prosperado. Alianza País tenía la oportunidad buscada, con la popularidad de Correa, de constituir un partido sólido, formado por varios sectores sociales y tendencias, pero se ha quedado de maquinaria electoral del presidente, y menos ha renovado las prácticas políticas; la meta de ganar y ganar poder le ha llevado a lo inverso de la renovación. Pero también la mayoría de las organizaciones inscritas repiten sus programas cuando el país ha cambiado tanto, desde hace años. No sé si hay partido o movimiento que practique la democracia interna, persiste la tendencia oligárquica en la organización y en cada político.

Los contrincantes de Correa siguen presos de la polarización, solo se le oponen sin definir alternativas; ellos pierden, la sociedad ecuatoriana aún más, pues no hay renovación de la vida política, siguen las primarias disputas. Sorprendentemente, igual que en el mundo, la derecha es la que más renovación muestra. Lasso hace años con su instituto, renueva ideas, propuestas y forma nuevos cuadros, aunque ahora no es el momento para ellos, pues siguen de moda las ideas de centro izquierda. Pasa lo inverso en la izquierda para quien en lo fundamental la historia sigue igual, hace vigentes las ideas del XVIII y XIX. Orquesta así derrotas históricas para guardar el rojo corroído por el tiempo; olvidarse que todo tiene su tiempo tiene su precio. Es una deuda pendiente de la izquierda con la sociedad.

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