El Gobierno de los Estados Unidos, a través de su embajador en Quito, Adam Namm, ha expresado su posición respecto a algunos hechos de la política exterior ecuatoriana, empeorando así las ya ásperas relaciones con el Ecuador y enervando una confrontación innecesaria.
No se trata de manifestaciones anecdóticas de un Embajador novato sino de un pronunciamiento oficial que hay que analizarlo como tal. Recuerdo que cuando un Embajador del presidente Bush (padre) hizo algo parecido en el gobierno de Borja, se pidió por canales apropiados el retiro de este Embajador, lo que aconteció y mejoró las relaciones a tal punto que Bush le invitó a Borja a una visita de Estado a EE.UU., que sirvió para exponer posiciones contrapuestas de los dos países, en un ambiente de mutuo respeto y dignidad.
Por su parte, el Gobierno del Ecuador ha optado por una política prescindente de los EE. UU. Por eso no habrá créditos de sus bancos privados, no habrá inversiones ni transferencia de la tecnología estadounidense que es mejor que la China ni tampoco habrá preferencias comerciales para nuestros productos.
Los resultados de esta política no favorecerán un desarrollo auténtico del Ecuador, pues persistirán las bases deleznables que imprimen incertidumbre a nuestro futuro económico. En la época de Kissinger, que todavía influye en la diplomacia norteamericana, se decía que a los países que son anticomunistas gratis no hay que tenerles en cuenta, pero a los que muestran una posición contestataria sincera hay que escucharles y discutir con ellos. No sé si el Ecuador de hoy puede estar en este grupo.
En lo político, EE.UU. desea preservar en el mundo su visión sobre la democracia y mantener alineados a ella a los países del continente americano, mientras en el mundo de hoy las relaciones se enmarcan en una globalización asimétrica, en donde el poder norteamericano ya no es contundente.
En lo comercial el Ecuador no obtendrá nada de EE.UU. mientras la posición del Ecuador sea hostil y pronto habrá un Mega Tratado de Libre Comercio de EE.UU. con Europa que aumentará la asimetría de la globalización y borrará las preferencias comerciales para países de desarrollo mediano.
Entonces no podemos pensar en arreglos comerciales en el mediano plazo y debemos convencernos que solo la elevación de la productividad nacional nos dará la competitividad para comerciar incluso sin preferencias.
En lo financiero tampoco habrá créditos e inversiones norteamericanas en el Ecuador, porque los bancos privados no están dispuestos a prestar a un país que incumplió con el pago de una parte de la deuda y el mercado no invertirá en un país que tiene varios contenciosos con grandes empresas estadounidenses. Además la emisión de papeles soberanos del Ecuador no tendrá mercado si el precio del petróleo sigue plano.