Shelly Kittleson
IPS
Las madres y las embarazadas sirias en el mayor campo de refugiados del Kurdistán iraquí son consideradas relativamente afortunadas.
El número oficial de refugiados sirios superó los tres millones a fines de agosto. Las mayores concentraciones se encuentran en Líbano, con 1,1 millones de personas, Turquía, con más de 800 000, y Jordania, con más de 600 000. En todos los casos hay una fuerte preocupación por la escasez de servicios de salud para las embarazadas.
En Líbano, por ejemplo, que alberga al mayor número de desplazados sirios, 76 por ciento de los cuales son mujeres y niños, la Agencia de la ONU para los Refugiados tuvo que reducir en 2013 su cobertura del gasto de los partos de 100 a 75 por ciento, debido a la escasez de fondos.
Mientras, el campamento de Domiz, en la norteña provincia iraquí de Dohuk, aloja a más de 100 000 personas, en su mayoría kurdos sirios, pero está en una zona geográfica, Iraq, con una cobertura de 189 por ciento de sus solicitudes de financiación de ayuda humanitaria en 2014. Por el contrario, el Plan de Respuesta Humanitaria para Siria tiene apenas un 33 por ciento de cobertura en su vasta zona geográfica, que incluye a Siria, Iraq, Jordania, Líbano y Egipto.
Aunque algunas personas en el campamento de Domiz viven en tiendas de campaña en los extremos del recinto, con poco acceso a los servicios básicos de saneamiento, otras residen en pequeñas instalaciones similares a contenedores junto a tiendas de ropa y de comestibles, y gozan del derecho a la asistencia sanitaria pública.
Esto no implica que reciban atención médica de calidad, sin embargo. Halat Yousef, una joven madre que habló con IPS, dijo que tras un parto anterior que tuvo en Siria se le indicó que en el futuro sus hijos tendrían que nacer por cesárea. Pero cuando llegó al hospital público de Dohuk no le dieron cama, le indicaron que regresara en una semana y que tendría que dar a luz normalmente. También le informaron que tenía hepatitis. Por suerte, su marido se dio cuenta de la gravedad de la situación y la llevó a la capital, donde de inmediato le realizaron una cesárea y concluyeron que no tenía hepatitis. IPS se reunió con ella cuando salía de la clínica de salud del campamento con su bebé de 10 días en brazos.
Hasta hace poco, muchas madres simplemente daban a luz en las tiendas de campaña. Pero el 4 de agosto, la organización humanitaria Médicos sin Fronteras (MSF) abrió una unidad de maternidad en el campamento que ofrece chequeos prenatales, servicios de parto por parteras capacitadas por la organización y vacunas posnatales proporcionadas por el personal, integrado por refugiados.
Las embarazadas también reciben información sobre lactancia materna y consejos de planificación familiar, explicó el jefe del equipo médico de MSF en el campo, el mexicano Adrián Guadarrama.
MSF calcula que cada año nacen 2 100 niños y niñas en el campo, además de los nacidos de refugiadas fuera del mismo.