Reemplazar la OEA

La denuncia presentada semanas atrás por un grupo de periodistas ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha traído sus primeras repercusiones.

En lugar de atender el pedido hecho por la CIDH, el régimen de Correa ha emprendido una campaña mediática internacional de desprestigio e incluso ha planteado la necesidad de reemplazar a la Organización de Estados Americanos (OEA) por otra instancia regional.

Para Correa la OEA tiene un claro sesgo con respecto a países hegemónicos como EE.UU. y Canadá. “Ha tenido históricamente grandes distorsiones. No es posible que los problemas latinoamericanos sean tratados en Washington. Se quiere imponernos una visión anglosajona de los derechos humanos”. De ahí la necesidad de plantear un cambio “radical”.

El próximo 2 y 3 de diciembre se realizará en Venezuela un encuentro regional donde formalmente se planteará la creación de la Comunidad de Estados Americanos y del Caribe (Celac)”. Sería como la continuación del Grupo de Río pero eliminando, como ha afirmado Correa, las grandes distorsiones y sesgos que se han mantenido hasta hoy en el sistema interamericano.

La OEA ha sido de vital importancia para el Ecuador. Los conflictos limítrofes con el Perú (Paquisha y Cenepa), así como el ataque de Angostura, fueron ventilados de manera satisfactoria en el seno de la OEA.

Es cierto que hay falencias. La OEA ha sido criticada por su falta de resultados y por ser incluso ineficaz en el nivel de práctico. Sin embargo, en lugar de plantear su reemplazo, lo más lógico sería plantear una reforma y fortalecimiento.

Es importante tomar en cuenta que la OEA es el organismo internacional más antiguo del mundo. Se creó en base de la filosofía política de Simón Bolívar en 1826. Su primera conferencia internacional se realizó en 1890 por iniciativa de los Estados Unidos.

Uno de los principales logros, a más de instancias como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ha sido la formulación de la Carta Democrática Interamericana. Aprobada por 34 países en 1991, la Carta es una iniciativa única y ejemplar en términos de mejoramiento de los sistemas democráticos. Uno de los aspectos sustanciales de la Carta Democrática radica en la definición de la democracia. Se entiende como un sistema de vida fundado en la libertad, así como en el mejoramiento económico, social y cultural de los pueblos.

Esto, sin lugar a dudas, es el tema que preocupa a gobernantes como Correa: democracia y derechos humanos. Esto, sin lugar a dudas, no podrá ser reemplazado por iniciativas como la Alba o la flamante Celac.

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