¿Realmente honran a Mandela?
En los discursos muchos expresan hacerlo.
En los hechos, solo lo honran los que siguen su ejemplo de hacer de la palabra la praxis de su vida.
Cuánta verdad en aquello que Mandela en su tiempo expresó: "…la mayoría de los hombres que tienen éxito son propensos a adolecer .de una cierta vanidad. Llega un momento en su vida en el que consideran aceptable ser egotista - tener el prurito de sentimiento exagerado de sí mismo- y hacer alarde ante el público en general de sus excepcionales logros (…) A veces creo que conmigo la creación quería dar al mundo el ejemplo de un hombre mediocre en el sentido estricto de la palabra. No hay nada que pueda tentarme a hacer publicidad de mí mismo".
Cuestionando la soberbia de actores políticos y gobernantes de pretenderse dueños de la verdad, Mandela señaló: "Me gustan los que tienen pensamientos independientes, porque suelen hacerte ver los problemas desde todos los ángulos" y también: "Nuestro miedo más profundo es que seamos poderosos sin límite".
Para que nadie pueda entender diferente a lo que él pensaba, sobre la libertad en materia de comunicación, Mandela precisó: "Una prensa crítica, independiente y de investigación es el elemento vital de cualquier democracia. La prensa debe ser libre de la interferencia del Estado. Debe tener la capacidad económica para hacer frente a las lisonjas de los gobiernos. Debe tener la suficiente independencia de los intereses creados para ser audaz y preguntar e investigar sin miedo ni ningún trato de favor. Debe gozar de la protección de la Constitución, de manera que pueda proteger nuestros derechos como ciudadanos". Muy enfático: no hay prensa libre si está sometida a la interferencia del Estado; pero, también debe ser independiente frente a intereses creados. ¿Cómo lograrlo?, estableciendo los espacios para que los de los gobiernos y sus críticos tengan igual posibilidad de expresarse.
Contra los envanecidos con poder para perseguir y encarcelar fue muy puntual: "Un hombre que le arrebata la libertad a otro es él un prisionero de su odio, está encerrado tras los barrotes del prejuicio y de la estrechez mental", y les aconseja cómo librarse de esos barrotes que pierden a aquéllos: "Para ser libre no se necesita sólo despojarse de las propias cadenas, sino vivir de una manera que respete y potencie la libertad de otros" (…) "El perdón libera el alma, elimina el miedo. Por eso es una herramienta tan poderosa".
Se negó a la posibilidad de la reelección. En su tiempo expresó: "Renunciar también es liderar".
Y sin que en los últimos años estuviese ejerciendo poder político alguno, fue un líder de la humanidad, por eso el homenaje universal que se le rinde ante su muerte, aun cuando muchos que han concurrido a los funerales o se han expresado desde espacios de poder, están muy ausentes de su ejemplo.