Realismo económico

El editorial de EL COMERCIO y la entrevista al ex ministro de Finanzas Fausto Ortiz, el 20 de junio, aportan conclusiones importantes para aliviar la sicosis colectiva que se ha producido por el gasto público, las tarifas de luz y la andanada de impuestos de efectos marginales en la cuantía de la recaudación, pero de serias repercusiones en la vida familiar y comunitaria .

De los elementos -índices o hipótesis- que aportan esos productos periodísticos, el Editorial y la entrevista , se pueden deducir algunas explicaciones para el conocimiento ciudadano sobre el futuro económico de país.

En primer lugar, que el plan B en la explotación de los yacimientos del ITT es inminente, pues es imposible que países de la Unión Europea lideren la oferta A. Nuestro comportamiento con esa comunidad por el desahucio de los convenios de inversiones recíprocas y los desaguisados de nuestra Cancillería hacen imposible que abran un portafolio sobre esta materia.

Luego, siguiendo las expresiones del economista Ortiz, el endeudamiento, por alto y desproporcionado que parezca, está presupuestado y muchos créditos, sin ser lo mejores, como los de China, están convenidos para largo plazo. Según el referido profesional, el modelo consistente en un alto gasto y el desmesurado endeudamiento, de no existir imponderables en el precio del petróleo, son sostenibles hasta el 2015, por lo que puede cubrir con creces el período eleccionario que se avecina; después, ya se verá y Dios proveerá. Es decir, si no varían los precios internacionales del crudo el modelo estatista, autocrático y populista, solo similar al peronismo de los mejores tiempos, se puede mantener con los consiguientes efectos electorales.

Existe, sin embargo, una incógnita nacida de los resultados de la consulta popular en el Ecuador. El escenario para ese entonces fue el mismo, pero los resultados de las urnas no fueron satisfactorios y, salvo la extraordinaria ayuda que se recibió desde Guayaquil cuyas populares parroquias -Febres Cordero y Ximena- fueron el fiel de la balanza, la derrota era segura, aun sin los votos blancos y nulos. Es decir que existe algo que la liquidez o la bonanza económica de parte de un Gobierno convertido en actor político y electoral no abarca o no son suficientes .

En Chile ganó Sebastián Piñera a pesar del crecimiento y estabilidad que aportó la Concertación y, hace poco, Ollanta Humala ganó en un país cuya economía era apreciada a nivel mundial por sus altos índices . Esto no quiere decir que los economistas sean una especie en extinción; por el contario, evolucionan -en el esquema de Charles Darwin- hacia una especie donde el bienestar de los pueblos exige una perspectiva más global que la económica y que debe incluir necesariamente estrategias políticas y sociales que hoy parece que son excluidas.

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