‘Todo lo que quise yo’

‘Todo lo que quise yo tuve que dejarlo lejos…”. El pasillo Romance de mi destino es una de las canciones preferidas por los ecuatorianos que –impulsados por las crisis- tuvieron que viajar en pos de otros horizontes y, en calidad de emigrantes, enfrentaron nuevos problemas en su búsqueda de mejores ingresos y ocasionales satisfacciones. Ahora buena parte de ellos sufre las consecuencias de otra crisis y advierte que el paraíso europeo –especialmente español e italiano- fue decayendo y convirtiéndose en otro reto y en ciertos casos en un purgatorio y a veces en un infiernillo. Los especialistas dicen que son más de dos millones los paisanos que están regados por este pícaro mundo, especialmente en España, Estados Unidos, Italia, además de Colombia y Venezuela, por nombrar a los principales.

Mencionaremos por ahora el caso español, por ser muy especial. Como nota interesante, el número de emigrantes ecuatorianos y españoles es casi igual. Oficialmente se dice que los hijos de España que están desperdigados por el mundo suman 2 millones 376 mil 829 y el 63 por ciento de ellos vive en América, el 35,9 en Europa y el 5 por ciento en el resto del globo. Hablando del caso español no se puede olvidar que las aventuras viajeras son tan tradicionales que en los siglos pasados determinaron el encuentro con América y una conquista que fue muy amarga, lamentablemente. Hace algunos lustros, España subió de nivel y buena parte de sus emigrantes, especialmente europeos, regresaron. Hoy están volviendo a salir mientras el presidente Rajoy y su guapa vicepresidenta Soraya se dedican al ajuste económico, acusando a los socialistas de Zapatero y Rubalcaba de los males y de la nueva crisis.

El caso ecuatoriano es lamentable. La crisis ecuatoriana de 1999, con el desastre bancario a la cabeza, coincidió con una buena época española y los emigrantes encontraron allá no solo trabajo –especialmente en la construcción y en la agricultura- sino que gozaron de la satisfacción de hablar el mismo idioma pese a la distancia.

Pero desde el 2008 se complicó el panorama y ahora es realmente malo. Una parte ha regresado pero la mayoría se aferra a España, pese a las ofertas de marca ecuatoriana. Las emigrantes –cuyos hijos no quieren volver- aparecen cada vez más dispuestos a ensayar el regreso a la patria y 11 mil han pedido nueva información. Les ofrecen que pueden regresar con un carro de 20 mil dólares y equipo de trabajo por 30 mil. Como para iniciar un nuevo pequeño negocio. Si el Gobierno y el país cumplen hay perspectivas de un retorno talvez mayúsculo,

Mientras tanto, los emigrantes siguen cantando “todo lo quise yo tuve que dejarlo lejos, siempre tengo que alejarme y abandonar lo que quiero…”, según cuenta un interesante libro que con ese título acaba de escribir doña Carmen Espinosa de Vásconez contando las singulares peripecias de los ecuatorianos en España.

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