Alfredo Vergara
La primera fuente de ingresos que captó el gobierno de Correa, fueron los fondos de reserva acumulados en los primeros 6 años de dolarización. Esa fuente el gobierno la consumió en su primer año.
La segunda fuente fue la creación de 16 nuevos impuestos que, sumados a los 14 ya existentes, alcanzaron un total de los 30 impuestos que aún perduran. El problema con el nivel de impuestos es que tienen un nivel máximo en relación al Producto Interno Bruto (PIB), después del cual, su recaudación total empieza a decrecer.
Así se demostró cuando el gobierno decidió romper ese nivel máximo con las salvaguardias creadas el 2015. Desde entonces, esta segunda fuente también está agotada.
La tercera fuente se generó en el precio mundial del petróleo que, inesperada y copiosamente, creció por 4 años consecutivos. Esta fuente aún no está extinguida porqué, así se dice, volverá a crecer; aunque no se dice cuando.
La cuarta fuente, la deuda pública, ha rebasado el 40% en relación al PIB que la Constitución establece como nivel máximo. No obstante, esta fuente aún puede brindar al gobierno una bocanada de oxígeno, si es que se la somete a un proceso de reingeniería que logre alargar plazos y reducir intereses.
Pero ese proceso requiere acudir al Fondo Monetario Internacional, FMI para solicitar su visto bueno; el cual podría ser otorgado solo si es que Ecuador acepta ciertas normas de disciplina fiscal.
De esas cuatro fuentes, entonces, solo la cuarta ofrece cierta posibilidad de generar algún recurso adicional.
No obstante, existe otra importante fuente que -como si fuera la quinta rueda de un coche- aún no ha sido utilizada.
Esta quinta fuente se establece con el dinero que la gente tiene depositado en bancos y demás entidades que conforman el mercado financiero nacional. Esos depósitos forman la ‘Oferta de Depósitos’ que sirve para suplir la ‘Demanda de Prestamos’ que requieren los clientes y empresas del sector privado.
La actual depresión o iliquidez que afecta al mercado al mercado financiero, se origina en el hecho de la ‘Oferta’ -que ya supera los 33 mil millones de dólares- no está siendo demandada en su totalidad por una simple razón: las tasas de interés se encuentran muy por encima de la capacidad de pago del sector productivo.
Un antiguo axioma económico demuestra que, en el mercado financiero, cualquier exceso de la oferta sobre la demanda de crédito tiende a desaparecer si se permite que las tasas de interés disminuyan hasta encontrar su nuevo punto de equilibrio.
Pero ese conocido axioma que rige en todas las economías de mercado, ya no se encuentra vigente desde que la Asamblea Constituyente de Montecristi desconoció la Ley de Competitividad Financiera, que habíamos logrado con mucho esfuerzo ensamblarla y aprobarla en el mes de julio del año 2007.