Pugnas políticas

Los debates entre agrupaciones políticas además de necesarios son una de las características de las sociedades democráticas. Estas “pugnas” se las puede clasificar en dos categorías. La una de ellas se ubica en el plano ideológico al enfrentarse diferentes cosmovisiones de cómo debe organizarse y funcionar una sociedad. No es extraño entonces el debate recurrente que se da con respecto a los roles que deben desempeñar el Estado y el mercado en la sociedad. La otra categoría que da paso al enfrentamiento entre organizaciones políticas hace relación a encontrar responsables de la situación por la cual atraviesa una sociedad enfocando los cañones hacia el partido político que está administrando la cosa pública. La primera categoría a la cual hemos hecho referencia, centrada en el debate ideológico, es la que fortalece a las organizaciones políticas, ya que los ciudadanos pueden evaluar los diferentes argumentos y luego participar en la vida política de una nación. Sin embargo, esta categoría es soslayada por las organizaciones de la sociedad política, dedicándose más bien a la tarea de encontrar culpables de una determinada situación con el objetivo de obtener réditos electorales. Se aprovechan de la memoria corta de los electores para echarle todo el peso de la culpa a los gobernantes de turno. Esto es lo que precisamente está aconteciendo en Estados Unidos con respecto a la solicitud que el Gobierno está haciendo al Congreso para que apruebe un aumento del techo de la deuda pública. La Cámara Baja está dominada por el Partido Republicano y la Cámara Alta por el Partido Demócrata que está en el poder. Los republicanos que son la llamada rama política de derecha, echan la culpa al Gobierno actual del crecimiento de la deuda y quieren aprovechar la situación para imponer un severo ajuste fiscal que se base en la reducción de los gastos sociales. El Gobierno se resiste a aceptar tal propuesta. Hay que puntualizar que la deuda pública de EE.UU. ha crecido de manera importante por dos razones. La primera, por la presencia militar en Iraq y Afganistán decidida en el Gobierno anterior. La segunda razón: las medidas económicas que se han tenido que adoptar para enfrentar la crisis económica y financiera dejada como herencia por el Gobierno anterior. Por lo cual, no es ético, culpar al Gobierno actual de la situación del crecimiento de la deuda pública en los últimos años. Este enfrentamiento podría agravar la situación en Europa, ya que si EE.UU. no honra su deuda por la posición política de la oposición, se podría desencadenar una crisis financiera mundial de graves consecuencias. Es hora de cambiar la forma de hacer política y dedicarse a debatir principios y programas dejando a un lado el juego de hallar culpables.

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