Arnaud Peral*
Las preocupaciones de seguridad mundial vuelven a contemplar una amenaza nuclear; más de 800 millones de personas todavía viven en condiciones de pobreza extrema; 15 000 niños y niñas mueren a diario antes de cumplir los cinco años, y en muchos casos por causas prevenibles; 65.6 millones de mujeres y hombres, de los cuales 22.5 millones son refugiados, se han visto obligados a buscar asilo en otros países huyendo de conflictos étnicos, religiosos o políticos. El contexto mundial actual es complejo, trasciende las fronteras y es de alto impacto para las poblaciones más vulnerables.
La situación demanda acciones inmediatas, efectivas y articuladas. Actualmente, los instrumentos y recursos necesarios para superar estos desafíos están disponibles, lo único que se necesita es la voluntad de hacerlo.
En 2015, Ecuador junto a 192 estados miembros de las Naciones Unidas acordaron renovar el compromiso con el adelanto de las naciones y la paz. Terminar con la pobreza, luchar contra la inequidad y hacer frente al calentamiento global son las consignas base de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, un plan para cambiar el curso de la infinidad de desafíos que nuestro mundo enfrenta.
Ecuador es un estado miembro activo de las Naciones Unidas. Ha aunado esfuerzos importantes junto a otras naciones, liderado espacios internacionales y promovido propuestas innovadoras. Al mismo tiempo, avances importantísimos han sido alcanzados en materia de educación, salud y vivienda, así como otros en el sector social. Sin embargo, cambiar nuestro futuro requiere todavía superar retos pendientes y exige fortalecer la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que se desprenden de la Agenda 2030. Cada 24 de octubre conmemoramos el Día de Naciones Unidas; es una oportunidad para ratificar el compromiso de las agencias, organizaciones y programas de la ONU en Ecuador de acompañar a todos los niveles de gobierno, a las organizaciones de la sociedad civil y también a individuos en la construcción de un mundo pacífico, sostenible y justo. Esto es posible a través del ejercicio de los derechos humanos y la dignidad.
Bajo la bandera de la paz y la búsqueda de acciones coordinadas entre los pueblo, naciones de todas las regiones del mundo concibieron mecanismos que permitan a la humanidad enfrentar al extremismo, la intolerancia letal y violencia como respuesta a la devastación de la guerra. Así, la Carta que hizo posible la creación de las Naciones Unidas hace 72 años en la ciudad de San Francisco vuelve a cobrar relevancia en el contexto convulso actual. Bajo el enunciado del preámbulo “Nosotros los pueblos” unamos nuestras fuerzas para que el respeto a los derechos humanos y la dignidad de las personas sea universal.
* Coordinador Residente, ONU en Ecuador