Proyecto Inequitativo

Las cuentas fiscales se pueden equilibrar si correlativamente bajan los gastos y aumentan los ingresos, pero el proyecto económico urgente tiene un enfoque contradictorio: bajan las fuentes de ingreso y no se concreta la disminución de gastos.

Si no se va a cobrar impuesto a la renta a las utilidades que produzcan las inversiones que hagan las empresas existentes ni a las que generen las nuevas empresas que se instalen durante 8 años en Quito y Guayaquil y 10 en el resto del país, estamos renunciando apresuradamente a un principio tributario justo y directo que se aplica universalmente.

Esta exoneración ya se aplicó con un plazo de 5 años sin resultados importantes y se refiere a productos tales como: alimentos frescos e industrializados, productos metalmecánicos, sectores productivos que sustituyan a las importaciones y fomenten exportaciones que pueden abarcar a muchísimas empresas.

La exención propuesta debería regir solo para las nuevas empresas y no para las ya existentes, con énfasis en las que inviertan para generar nuevas exportaciones, pues el aumento de ingreso de dólares es el sostén de la dolarización. También debería regir para las que se instalen en la frontera norte para combatir el narcotráfico con nueva producción y empleo.

No es equitativo exonerar el impuesto a la renta a las utilidades generadas por las inversiones vegetativas que hacen las empresas existentes de manera ineludible y que siempre lo han venido haciendo sin ningún regalo estatal ni sacrificio fiscal alguno.

Entonces los asambleístas tienen la obligación de legislar en forma precisa e inequívoca, a base del principio de equidad, más aún cuando en este proyecto no se incluye ningún estímulo a la creación de nuevos empleos privados.

Pensar que con solo eximir de impuestos se puede reactivar la producción es un acto de candidez, porque no se ha enfocado en lo sustancial y definitivo que es la baja productividad ecuatoriana que no le permite ser competitiva.

Si el Ecuador no logra solidez en las cuentas fiscales no habrá inversiones importantes, ni nacionales ni extranjeras, y seguiremos contrayendo deudas caras, porque no habremos logrado la confianza internacional. Para eliminar la brecha fiscal es ineludible dar señales verificables de austeridad como la supresión de las partidas vacantes del presupuesto nacional, la abolición de latisueldos y prebendas de los altos funcionarios, menos publicidad innecesaria y cero viajes inútiles dentro y fuera del país, porque de no ser así ni el FMI ni el Banco Mundial van a coadyuvar para bajar el riesgo país que sigue siendo muy alto (sobre 600 puntos).

Entonces no hay lugar a escabullirse de medidas impopulares, pero cuidando el consumo porque no habría inversión en un mercado recesivo, que se achicará aún más si aceptamos el libre comercio con los Estados Unidos y México.

wherrera@elcomercio.org

Suplementos digitales