El presidente Correa siempre ha demostrado ser un excelente comunicador.
En los seis años y siete meses de Gobierno, esa habilidad ha sido potenciada por los recursos del poder y beneficiada por el alineamiento de quienes han estado al frente de las funciones del Estado, que todo le han viabilizado.
El entorno económico y fiscal le ha permitido recursos para sostener el muy creciente gasto público, por los mayores precios del petróleo, sin antecedentes en las tres décadas anteriores; por la elevada recaudación fiscal -con nueva tributación y tarifas más elevadas, a más de anticipos obligatorios-; y, por el endeudamiento que en términos de montos -no en relación al PIB- ha sobrepasado anteriores techos de deuda. Ha habido muy importante inversión pública en infraestructura y en gasto social, también fraudes, sobreprecios y desvíos, unos con evidencias, pero ahogadas las denuncias hasta que algún día refloten, otros con indicios que deberán investigarse.
Los subsidios y la inversión pública dinamizan la economía, lo que se evidencia en el mayor poder de compra, desde electrodomésticos y vehículos, hasta terrenos y viviendas. A esto agréguesele la habilidad para alimentar el revanchismo social -la tacha a los que califica de “pelucones”, soslayando las nuevas fortunas de los últimos años, y las diferencias entre “oficiales” y “soldados”, en las FF.AA., entre otras expresiones-.
¿Cuánto importa a los ciudadanos con acceso a más bienes y servicios, los derechos humanos de los actores en la contradicción con el poder, presos, procesados y perseguidos, la mayoría en tiempo reciente fieles partidarios de Correa, alineados con la izquierda y con sectores sociales militantes?, casi nada. Corresponde aquello al comportamiento de quienes su visión se limita a su bienestar material y al de su entorno inmediato. “No es conmigo” pasa a ser la frase que todo lo justifica.
La banda presidencial más que “Mi poder en la Constitución”, bien podría decir “Mi poder en la Comunicación”.
En ese entorno, ante el requerimiento de una consulta para que el pueblo decida si debe explotarse el petróleo en el Yasuní, que proviene de los que de siempre -muy anterior al presidente Correa- han sido contrarios al avance de la explotación petrolera en la selva amazónica, por los daños ambientales, Correa responde con la amenaza de convocar a consulta para eliminar los medios escritos porque usan papel procesado a partir de tala de bosques en países -Chile, entre otros- que lo producen. ¿Vocación ambientalista?, ¿bronca con los medios? Más parecería que es contra el no alineamiento de medios, de modo que no se perturbe al poder en su fuerza de comunicación.
¿Quedan las empresas de TV. y radio y las digitales? Sí, mientras no las intervenga el Estado.