Es 15 de febrero, ocho días antes de las elecciones, y el presidente Correa empieza con un estruendoso “¡Y qué viva Quito!” una sabatina en la cual se presentará como el líder de la capital.
El evento se abre con un video promocional de Quito -en el que pocos vehículos fluyen por unas calles sin esmog-, seguido por una arenga del Presidente sobre esta ciudad “maravillosa” y “espectacular” -palabras que hasta él mismo se hartará de repetir- y la primera de las cinco intervenciones que tendrá el Alcalde encargado. El guión se repetirá durante al menos dos horas y media del enlace: video propagandístico, elogio presidencial a la “Carita de Dios” e intervención de algún funcionario gubernamental o municipal -que en esta ocasión dará prácticamente igual- para explicar los proyectos de la ciudad. Ni se notará la ausencia de Augusto Barrera.
A lo largo de la mañana se mezclan las presentaciones de obras realizadas y de obras planificadas, como si fueran equivalentes. El Presidente habla sobre el parque Qmandá -una obra terminada- con el mismo orgullo que lo hará sobre el futuro puente del Chiche, el cual será “el más largo del mundo con esa metodología (de construcción)”. El ministro Arellano explica el funcionamiento de los botones de auxilio en la capital -un servicio vigente- con igual satisfacción del deber cumplido que reflejará Germánico Pinto, gerente de la Empresa Metropolitana de Movilidad, al describir -con la asistencia de un video virtual- el proyecto para remodelar la av. Córdova Galarza. La ministra Vaca cuenta sobre las nuevas guarderías en la ciudad -que, como si se trataran de los ministerios de la Revolución, ahora tienen un nombre más sofisticado- con la misma solvencia que el ministro Cevallos expondrá el plan de remodelación del estadio Olímpico Atahualpa, por supuesto también ayudado de un video virtual. Obras son obras, estén hechas o no.
Como de costumbre, la cátedra es lo más destacado de la sabatina. El Presidente aclara que la crisis de finales de los noventa fue causada por la reducción de un impuesto; por lo tanto, nadie en sus cabales votaría por quien proponga bajar impuestos. Además, informa que el desabastecimiento y el caos en Caracas son provocados por la oposición. Por su parte, el ministro Serrano revela que la banda de los Mama Luisa operó con la complicidad del Partido Social Cristiano, el cual -que quede claro- es el partido de un candidato a la Alcaldía de Quito.
Al final, dos sucesos quedarán en la memoria: el reclamo abierto de algunos asistentes por el cobro del impuesto predial y la facilidad con la que el oficialismo prescindió de Augusto Barrera.
A este paso, si hubiera sabatina esta semana, ojalá no se les ocurra hacerla desde el Palacio Municipal, con el candidato Barrera sentado, calladito, a la izquierda del Presidente y el Gato Paredes, también calladito, a la derecha.