Italia ha tenido significativa influencia en la historia de América Latina. Comenzando por su nombre, ya que si bien lo “latino” nos viene por la colonización ibérica, el origen de este nombre está en el valle del centro de Italia, justo donde empezó el Imperio Romano. Y claro, Américo Vespucio, que puso su nombre en las tierras de las que trazó los primeros mapas, era originario de la península italiana. Resulta, pues, curioso constatar que América Latina sacó su nombre y apellido, no de las tradiciones aborígenes, no de las denominaciones coloniales y de los idiomas que en ella predominan, sino de lo que ahora es Italia, con la especial circunstancia de que el Estado-Nación llamado Italia surgió en 1860, años después que la mayoría de los países latinoamericanos.
La implantación en todo nuestro continente de la Iglesia Católica Latina, dominada durante milenios por jerarcas religiosos italianos, lo ha marcado. Recordemos la masiva migración de italianos, que se concentró en el Cono Sur, pero llegó a todas. No es una casualidad que ahora tengamos el primer papa latinoamericano, con un definido acento argentino y un sonoro apellido italiano.
En Ecuador, pese a que la migración de italianos ha sido mas bien reducida, las huellas italianas son fuertes. Varias familias de comerciantes y pioneros industriales que se establecieron aquí, incidirían en la vida económica del país hasta bien entrado el siglo XX. El paso de Giuseppe Garibaldi por Guayaquil marcó en algunos sentidos la vida del puerto, una de cuyas instituciones de beneficencia más prestigiosas lleva su nombre. La arquitectura urbana, sobre todo de Quito, llevan las marcas de Russo, Durini y otros. Y fue Elia Liut el piloto pionero que cruzó los Andes ecuatorianos en avión por primera vez. Un excelente libro publicado hace algunos años con el auspicio de la Embajada de Italia, da cuenta de la presencia italiana en nuestro país .
Un acto que, en algunos aspectos es una continuidad de esa relación entre América Latina e Italia, fue la incorporación como miembro correspondiente de la Academia Nacional de Historia de Antonio Scocozza, destacado latinoamericanista, profesor titular principal en la Universidad de Salerno.
El tema escogido por Antonio Scocozza para su discurso de incorporación a la Academia Nacional de Historia tiene importancia no solo para nuestro país, sino también para el conjunto de América Latina. La entrevista entre Simón Bolívar y José de San Martín en Guayaquil fue de extrema importancia. Definió en varios aspectos el curso de la independencia continental y ha sido objeto de repetidos estudios y no pocas conjeturas, inclusive fue el tema de conocido cuento de Borges, que añadió al asunto una mayor dosis de misterio. La intervención de Scocozza aportará mucha luz al intrincado tema .