El mundo subdesarrollado camina hacia la apertura comercial de ida y vuelta, es decir hacia la apertura de su mercado para obtener recíprocamente la apertura de otros mercados, a fin de ordenar el comercio internacional en función de la productividad de cada país. Lo que hizo el Ecuador al pactar un acuerdo comercial con la Unión Europea deberá replicar con el resto del mundo para competir abiertamente, pues el intercambio a base de preferencias comerciales tiende a su fin como mecanismo unilateral sujeto a condicionamientos limitantes. Entonces a menos preferencias más productividad.
Esto a propósito de la probabilidad de que no sean prorrogadas las ventajas del sistema de preferencias comerciales de los Estados Unidos al Ecuador en enero próximo, lo que afectará a las exportaciones ecuatorianas menos competitivas y obligará a pactar un Acuerdo Comercial que implique cero aranceles a las importaciones de los Estados Unidos y, subsecuentemente, acuerdos comerciales con otros socios comerciales, abandonando el proteccionismo que rige ahora.
Si el Ecuador entiende que esta es la tendencia irreversible del comercio internacional lo que cabe es aumentar la competitividad de las exportaciones, no en base a preferencias comerciales ni a subsidios compensatorios sino mediante la especialización en aquellos sectores que ya tenemos una posición competitiva demostrada a través de las exportaciones desarrolladas en los últimos 60 años.
El Ecuador no está preparado para la industria pesada como la siderúrgica o la de aluminio, como alguien hizo creer al gobierno anterior.
Tampoco puede hacer industrialización de base tecnológica porque ya perdimos el tren de la modernización, pues no ha podido prepararse para la cuarta revolución industrial que está presente en el mundo desarrollado.
Entonces le queda especializarse en productos agrícolas orgánicos para nuevos nichos de mercado, identificados a base de inteligencia comercial efectiva, seguir progresando con la producción de camarones de alta calidad, flores de alta gama, conservas de frutas y legumbres de calidad especial , productos finos de cacao para mercados conspicuos, manufacturas de sencilla complejidad pero bien hechas para mercados onerosos.
Es decir hacer mejores productos en base a lo que ya tenemos, impulsando un valor agregado importante.
Necesitamos crear un mecanismo de inteligencia comercial para tener todo tipo de información de los mercados importantes de alto poder adquisitivo, porque si no podemos identificar y desarrollar nuevos productos hacia ellos no habremos hecho nada para salir de la calificación peyorativa de república bananera. Esto requiere la decisión de los inversionistas privados, quienes necesitan un entorno seguro y de confianza de que nada malo le sucederá en el futuro.