Los acontecimientos de las últimas semanas en el norte de África y Oriente Próximo han puesto a prueba a la Cancillería del Ecuador y a los funcionarios que están a cargo de nuestra política exterior.
Lo ocurrido específicamente en Libia es aterrador. Muamar el Gadafi, haciendo uso del poderío militar y económico del Estado Libio, no ha tenido el menor empacho de hacer uso de las armas para aplacar la ola de protestas de sus ciudadanos que claman democracia y su salida del poder. Desde el 16 de febrero, fecha en que comenzaron las protestas, han muerto más de 1000 personas. El número de heridos supera los diez mil.
Al igual que otros dictadores de la región, Gadafi se ha convertido en una suerte de tirano, donde prácticamente todas las funciones del Estado están a su servicio y control.
Pese a que en el pasado estuvo vinculado a acciones terroristas como el ataque contra el avión de Pan-Am en 1986, en donde murieron cerca de 270 personas, e incluso haber apoyado a organizaciones terroristas como ETA o a grupos insurgentes de América Latina, Gadafi ha logrado mantenerse en el poder más de 42 años.
La provisión de petróleo de Libia cerró la boca y los ojos de Occidente. La articulación de un discurso trasnochado de izquierda revolucionaria le sirvió para tener la simpatía de varios países africanos e incluso de América Latina. Fidel Castro, de Cuba, Hugo Chávez, de Venezuela, Daniel Ortega, de Nicaragua y Rafael Correa de Ecuador han manifestado sus coincidencias con Libia.
Pese a que en los últimos días, la comunidad internacional ha sido clara en censurar los actos incalificables de represión del régimen de Gadafi contra su población, nuestra cancillería ha mantenido una posición tibia. Estados Unidos ha exigido que se detenga el baño de sangre y que presionara a Gadafi hasta que se vaya. Rusia, China, India y varios países europeos han emitido duros pronunciamientos. Mientras tanto, el canciller Ricardo Patiño ha sumado otro desacierto a la ya larga lista de errores que ha cometido hasta el momento. No solo que se ha demorado en pronunciarse ante este tema sino que ante la delicada situación interna de Libia, de acuerdo al comunicado del 23 de febrero, ha expresado su preocupación, consternación y ha hecho un llamado al diálogo.
No se comprende cómo, ante la presencia de un líder antidemocrático y tiránico que ha masacrado miles de personas , Patiño manifieste su “preocupación” y haga un llamado “al diálogo”.
El desacertado manejo de nuestra política exterior está aislando cada vez más al Ecuador. Hay que sumar el fracaso de las negociaciones con Unión Europea de un tratado de cooperación y la perdida del Atpdea con EE.UU.