Estas anécdotas resultan elocuentes. Cuando le dieron el Premio Nobel al novelista inglés William Golding, éste dijo que pensaba que lo iba a ganar Naipaul. Cuando la concedieron el Nobel al poeta Derek Walcott, éste expresó: “Pensé que se lo darían a Naipaul”. Finalmente, en 2001, Naipaul obtuvo el Nobel.
Mario Vargas Llosa (Nobel del 2010), a su vez, considera al escritor anglo/indio, V. S. Naipaul (nacido en 1932), como el mayor escritor de lengua inglesa vivo. Y en su columna de “Le Nouvel Observateur”, el famoso Jean Daniel (fundador y director de esa revista), confesaba hace poco que no sabía qué hacer para que leyeran más a Naipaul.
Siguiendo sus pasos, me ocupo de Naipaul, ya que acaba de editarse un nuevo libro suyo: “Momentos literarios” (Mondadori).Digamos que su pluma debemos novelas (espléndidas) como “En un recodo del río”, “Los simuladores”, “Media vida”, los cuentos de “Miguel Street” y sus libros sobre “India”.
El padre de Naipaul, periodista y escritor autodidacta, le transmitió su vocación (a los 11 años) y le dio el universo para sus creaciones literarias. Naipaul padre escribía relatos sobre la gente de Trinidad rural, sobre los campesinos indios. Esto fue lo que vio y oyó Naipaul (hijo) hasta los 18 años, cuando se fue a estudiar a Oxford. En Londres, decidido a ser escritor y c on sólida formación de autores ingleses, pensó que no podía escribir como éstos pues aquel mundo donde vivía no era su país. Las lloviznas que leía en Dickens eran para él los chaparrones tropicales.
Y fue así que encontró una salida escribiendo libros de viaje (sobre el Caribe y la India), hasta que apareció la ambición literaria. Aquí, quedó mudo. No podía escribir Inglaterra; como los escritores verdaderos, debía hacerlo sobre los universos a los que pertenecen, pues esa es la clave de un narrador.
Naipaul sabía que una novela es algo inventado, que ha sido “sacado de la vida”. Y comenzó a buscar su material. ¿Cuál era? Volver a casa literariamente hablando, y se puso a escribir sobre aquella calle de cuya ciudad de la que se había alejado, y sus personajes. Y así, formado con la técnica de los escritores ingleses, pero habiendo identificado el material de sus libros, surgió su voz y su contenido. Su material estaba allá, en el pasado, como su infancia. Se dio cuenta de que ahora sí su obra tendría profundidad social. Nacieron los cuentos de “Miguel Street”.
Y luego “Una casa para el señor Biswas”, que considera su libro más personal. Esta novela, que es la historia de la búsqueda de una casa (idea que le recordaba un relato de D.H. Lawrence), es una obra de imaginación, pero no inventada ni creada de la nada. Nace de su pasado. Así advirtió que, al fin, había encontrado el material sobre el cual escribir.
En “Momentos literarios” escribe sobre ello. También de los escritores más admirados por él (como Conrad), da a conocer el prefacio que escribió para el único libro de su padre, habla de sus libros de viaje e incluye su famoso discurso al recibir el Nobel, llamado “Dos mundos”.
No, su obra no es la de un “best seller”; sus libros se venden al lento ritmo de las obras maestras. Quienes lo han leído saben que es enriquecedora. Es “un maestro de la prosa”, como lo define Coetzee, Nobel , dos años después de Naipaul.