¿Para qué convocan a consulta popular los líderes políticos? Para que el pueblo les diga si están en el camino correcto. ¿Cuándo convocan a una consulta? Cuando pueden ganar. ¿Para qué sirve el resultado? Para asustar a los adversarios. Son tres buenas razones para que Lenín Moreno acuda pronto a una consulta popular. Podría plantear novecientas preguntas por la cantidad de cambios que necesita el país, pero hay dos en las que coinciden todos quienes sugieren una consulta: la primera, eliminar el desafortunado Consejo de Participación Ciudadana dejando sin efecto los nombramientos realizados para maniatar al nuevo gobierno; la segunda eliminar la reelección indefinida que promueve la vanidad de los caudillos.
Lenín Moreno probaría que está en el camino correcto, ganaría ampliamente en las urnas y acabaría con las pretensiones del caudillo jubilado. El quinto poder fue un invento de la picardía política para birlar al pueblo, en nombre del pueblo, su derecho a decidir quién debe tomar las decisiones en su nombre.
Los asambleístas son los legítimos representantes del pueblo, para ello fueron elegidos. La astucia de los revolucionarios inventó, con el pomposo nombre de participación ciudadana, la posibilidad de elegir siete ovejunos para que elijan autoridades como Fiscal General, Contralor General, Consejo Nacional Electoral, Tribunal Contencioso Electoral, Defensor del Pueblo; indirectamente, también al Procurador a los superintendentes y al Consejo de la Judicatura. Este Consejo es el que eligió con calificaciones de cien sobre cien al Contralor censurado poco después por inepto y corrupto.
La Consulta Popular pondría fin a la pugna política que estremece al movimiento Alianza País y paraliza la gestión pública. Miembros de este movimiento tienen los poderes del Estado pero con sus líderes embarcados en un pleito irreconciliable, no saben a quién deben ser leales, en qué bando se hallan y a quién deben temer más. Si la Consulta define un ganador y el perdedor se queda sin futuro político, los ovejunos sabrán a dónde pertenecen.
Está claro que Lenín Moreno ganó las elecciones porque ofrecía un cambio, porque era diferente, porque conmovió al país con su programa Manuela Espejo; fue la astucia política la que pretendió maniatarle con funcionarios heredados y con programas impuestos. Ningún Presidente se hubiera sometido a esas condiciones ni aceptado que alguien cogobierne desde fuera. La emancipación de Lenín Moreno no solo es humanamente comprensible sino necesaria para que cumpla la tarea de cambiar las estructuras fracasadas y las políticas equivocadas; cumplir con la tarea del cambio que le impusieron los electores. Durante la pugna interna, ha crecido el respaldo a Lenín Moreno, pero puede estar llegando a su límite y no podrá tomar decisiones correctas cuando ese respaldo vaya en caída.