El Perú ‘resucita’ el delito de opinar

Enfoque internacional

En pleno Día de la Libertad de Prensa, el pasado martes 3 de mayo, se registró un nuevo episodio del acoso al que son sometidos a diario los periodistas y los medios de prensa, en una serie de países del mundo.El nuevo capítulo tuvo lugar esta vez en el Perú, que exhibe antecedentes negativos en la materia.

El protagonista es el comunicador peruano Rafael León Rodríguez (‘Rafo’ León), quien fue sentenciado por el ‘delito de difamación’ por la jueza Susan Coronado Zegarra. El controversial fallo obliga al periodista a “seguir reglas de conducta por un año” y a pagar una reparación civil de 6 000 soles (unos USD 1 800).

Entre otras órdenes, León deberá firmar un libro de control cada mes durante un año y pedir permiso cuando quiera salir de su país. Si no observa estas disposiciones, la sentencia pudiera ser modificada por una de términos más duros.

¿Qué motivó la causa judicial? Una columna de opinión que León publicó en la revista Caretas en el 2014, en la cual ironizaba alrededor de un artículo de Martha Meier Miró Quesada, exeditora del diario El Comercio de Lima. En ese texto, titulado ‘El síndrome de Suzy’, Meier Miró Quesada atacó con dureza y con términos -aún más ofensivos que la columna motivo del juicio- a la entonces alcaldesa de la capital peruana, Susana Villarán.

En este ‘duelo mediático’, la libertad de expresión sale como la gran perdedora en el Perú, que así ‘resucita’ el delito de opinar.

“Es preocupante lo sucedido con el periodista León en el Poder Judicial. La libertad de expresión es sagrada en una sociedad democrática”, ha resumido Pedro Pablo Kuczynski, el favorito para imponerse en la segunda vuelta de las presidenciales peruanas del 5 de junio.

La sentencia, que ha sido criticada por varios sectores, no debiera sorprender. En especial si se toma en cuenta que el Perú se ubica en el lugar 84, entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2016 de Reporteros sin Fronteras.
La condena, por otra parte, remite a épocas igualmente desoladores de acoso a la prensa en el Perú. Una es la estatización de los medios ordenada por la dictadura 'nacionalista' del tristemente célebre general Juan Velasco Alvarado (1968-1975), quien siguió la 'receta' en la materia de la ex URSS y Cuba.
Otra, asimismo ingrata, se dio durante el gobierno del binomio siniestro de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos (1990-2000), que impulsó aún más la así denominada 'prensa chicha' (léase 'prensa basura', que no se ha extinguido del todo) y que 'compró' e impuso contenidos editoriales en un sector de los medios.

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