La vecina república del Perú afronta el fin de semana siguiente un proceso electoral salpicado de avatares. Las denuncias por dádivas de los candidatos, los retiros (forzados o voluntarios) y las siempre movidas sorpresas electorales (lo único predecible en un electorado impredecible) han sido la constante del proceso.
Antes de los vaivenes que pudiera provocar el debate público entre todos los candidatos que debió realizarse anoche, GFK lanzó una última encuesta (ver La República). Keiko Sofía Fujimori luce sólida en un primer lugar con 35% de las preferencias. La hija del expresidente ya fue finalista con el Presidente Humala y su popularidad es innegable aunque carga con la mochila de su padre, condenado a prisión perpetua por los crímenes de lesa humanidad.
Son las contradicciones de la política y el poder. Alberto Fujimori llegó como ‘outsider’, reventó la democracia con un autogolpe y desbarató a Sendero Luminoso y Túpac Amaru, pero empleó métodos reñidos con los derechos humanos. Hoy paga por ello y por la evidente corrupción de su operador político, Vladimiro Montesinos.
La pelea por el segundo lugar (y con ello el pase a disputar la segunda vuelta) parece estar entre dos figuras. Pedro Pablo Kuczynski (PPK) y Verónika Mendoza. PPK viene de la tradición de personajes políticos, tercero en las elecciones anteriores fue ministro de los presidentes Belaúnde y Toledo y hasta ocupó el rango de Primer Ministro.
Formado en la academia ortodoxa es un candidato respetable pero no alcanza un respaldo masivo.
Por la banda izquierda corre una candidata del Frente Amplio que pudiera dar la sorpresa, pese a que esa tendencia no ha alcanzado estelaridad.
Pero hay más. Barnechea, de Acción Popular, apenas despega. Los expresidentes Alan García y Alejandro Toledo obtienen tímidos respaldos y puede haber otra sorpresa en esa tabla de posiciones.
Entre PPK y VeróniKa estará el rival de Keiko. La ‘K’ marca las elecciones que quedarán registradas por las deserciones, descalificaciones y dádivas de los mítines electorales.