El paso de las generaciones

En ámbitos universitarios y empresariales que investigan las tendencias psicológicas y sociales del mundo, se han empezado a examinar con detenimiento las inclinaciones y las conductas de las generaciones más jóvenes. Es decir, de las que aparecen como hijas dilectas de las nuevas tecnologías.

Se habla con frecuencia de la llamada ‘generación Y’, en la cual están aquellas personas que tienen entre 18 y 30 años. Se habla también de su antecesora inmediata, la ‘generación X’, integrada por quienes tienen hoy entre 35 y 45 años.

Rasgo distintivo de los miembros de la ‘generación Y’ sería su espíritu definidamente hedonista, su tendencia a obtener un provecho personal claro e inmediato de cuanto haga o pacte en función de un determinado compromiso de vida o de trabajo.

La ‘generación Y’ estaría formada, principalmente, por personas que aspiran a ser dueñas indiscutidas de su tiempo actual y que desean armar sus biografías personales con márgenes de libertad bien reconocidos y con un especial respeto hacia sus gustos y sus preferencias personales.

Los miembros de este grupo no desean enajenar su capacidad actual de autodeterminación y rechazan la idea de subordinarse o atarse a organizaciones empresariales demasiado estructuradas o absorbentes.

El grupo generacional ‘Y’ tiende a valorar más el consumo actual que la inversión o acumulación de bienes, destinada a garantizarle un sólido bienestar futuro.

Aparentemente, los ‘Y’ velan por su felicidad actual con mucha más energía que los ‘X’. Estos, en cambio, parecerían identificarse más con la tradicional tendencia, tan característica de los llamados países de inmigración, a privilegiar el ahorro y a velar por la seguridad futura. Los ‘Y’ no están tan interesados en establecer un vínculo sólido de pertenencia con una organización empresarial con el fin de asegurarse un futuro de estabilidad.

La empresa de origen francés Ipsos realizó en Argentina, en 2009, un estudio sobre la realidad social que plantea la ‘generación Y’. Todo parece indicar que estamos ante una generación que otorga especial importancia a los valores ‘pre y posmateriales’, aquellos que priorizan y respetan la calidad de vida actual de las personas por encima de sus eventuales necesidades futuras.

Las consideraciones que anteceden deberían ser tenidas muy en cuenta no solo por la ‘generación Y’, sino por quienes mantienen con ellos relaciones de parentesco o trato personal.

Los estudios difundidos por investigadores y encuestadores pueden ayudar a mejorar los niveles sociales y humanos de comunicación, comprensión y sana convivencia entre las personas.

El conocimiento que registramos en este editorial puede contribuir a generar reflexiones cada vez más hondas sobre las relaciones familiares y humanas.

Suplementos digitales