‘4 reales’ de memoria

Parecería que se avecina una tormenta. Un viento frío sopla. Es el viento de la posible elevación de los pasajes. La sola mención de la posibilidad remueve los miedos y los sentimientos. La gente salió a las calles a rechazar lo que vendría. Más de 50 ‘Mejías’ fueron a la cárcel por esta razón. Pregunta reflexiva: ¿Si la sola posibilidad de la elevación llevó a 50 estudiantes a prisión, de producirse efectivamente el hecho de la subida, cuántos terminarían con sus humanidades en las mazmorras o en los hospitales?

Para responder esa pregunta hay que recurrir a la historia. Ciertamente la subida de los pasajes, o del gas, son temas explosivos. No solo que han generado gigantescas movilizaciones, cientos de presos, rotura de parabrisas, sino que hasta se han desestabilizado o caído gobiernos. En enero de 1977, el general “bombita” Guillermo Rodríguez Lara quiso elevar el pasaje de 1 sucre a 1,20. Desde el Colegio Mejía se encendió la mecha de la protesta que contagió decenas de colegios paralizando el transporte de la ciudad. El Gobierno militar retrocedió. El transporte volvió a 1 sucre. Semanas después el general Rodríguez Lara fue defenestrado por sus compañeros de armas.

En abril de 1978, el triunvirato militar elevó el pasaje de 1 sucre a 1,40. Recordando el pasado reciente el Mejía salió a las calles. En simultáneo plegaron el Montúfar, Montalvo, Manuela, 24 de Mayo y decenas de otros colegios. Cientos y miles de jóvenes, acusados por el poder de “agitadores” y “manipulados” se tomaron las calles. La lucha pasó de los colegios a los barrios. La ciudad se transformó en una hoguera. La Policía fue rebasada por lo que salieron los militares y sus tanquetas a amedrentar a los quiteños. “La guerra de los 4 reales”, los estudiantes y los vecinos vencieron a la dictadura, el pasaje volvió a su costo original de 1 sucre.

En enero de 1997 el díscolo gobierno de Abdalá Bucaram elevó el precio del gas y de los pasajes. Nuevamente los estudiantes salieron a las calles. Se convocó a un paro nacional. En febrero, la movilización popular echó al caudillo de Carondelet.

La elevación del precio de los pasajes es una “papa caliente” que salta de una mano a otra, del Gobierno central a la de los municipios y viceversa. Sin embargo, uno y otro no saben que si no manejan bien el tema, ambos se quemarían. Pero no solo ellos, sino todos. En el recuerdo de las generaciones mayores aparece la experiencia de que aumentado el pasaje o el gas, de inmediato aumentaba los precios de todo. Volvería el espectro de la inflación, pero ahora en dolarización. Para cualquier decisión no solo cabe que conversen los municipios y los transportistas, sino también el Gobierno central y obviamente cabe escuchar al usuario, a la gente. Si no, la historia podría repetirse. El diálogo, es el camino.

Milton Luna Tamayo / mluna@elcomercio.org

Suplementos digitales